lunes, 29 de abril de 2019

Vivaldi: "L'estro armonico" - Conc. No 10


Antonio Vivaldi nació y vivió la mayor parte de su vida en Venecia. Allí se desempeñó por mucho tiempo, aunque con intermitencias, como profesor de violín y compositor en el Pio Ospedale della Pietá, una residencia para niñas huérfanas a quienes se les proveía de educación con especial énfasis en su instrucción musical. La tarea de Vivaldi era componer música que las niñas debían tocar en ceremonias y festividades religiosas, a menudo acompañadas, o dirigidas, por el mismo Vivaldi.

Pero el empleo no era seguro. No obstante la genialidad del compositor, su permanencia en la institución era periódicamente sometida a votación. En 1709, poco antes de la publicación de L'estro armonico, Vivaldi se quedó sin trabajo, desvinculado por unos pocos votos. Fue el primero de sus muchos alejamientos, y posteriores regresos, al Ospedale.


L'estro armonico (algo así como La Inspiración Armónica) es un conjunto de doce conciertos para instrumentos de cuerda, publicados en Amsterdam en 1711. Es el opus 3 del autor, los dos anteriores conformados por sonatas, de modo que éste es el primer conjunto de conciertos en ser publicados. Bastante más tarde, en 1725, aparecerá la colección Il cimento dell'armonia e dell'inventione, que contiene las celebérrimas Cuatro Estaciones.

Su publicación no solo fue el evento más celebrado de la música orquestal italiana de la primera mitad del siglo XVIII, sino que se constituyó en la obra más importante de toda la música orquestal europea de la época. En opinión de los estudiosos, L'estro armonico tomó el sólido estilo del concierto de Corelli infundiéndole una luminosidad, una musculatura y virtuosismo que determinó por completo la historia futura del género.

El conjunto se prestaba para transcripciones varias. Las más tempranas e importantes son las que realizará Bach como parte de una serie de arreglos para teclado y órgano durante su estadía en Weimar, en la década de 1710. Son estas transcripciones las que jugarán un rol decisivo en el "re-descubrimiento" de Vivaldi durante la primera mitad del siglo XX, lo que viene a ser casi una serendipia pues los musicólogos no estaban tan interesados en el propio Vivaldi sino más bien en cómo profundizar su conocimiento de Bach a través de sus transcripciones.

Concierto No 10, para cuatro violines, cuerdas (dos violas y cello) y continuo
El décimo trabajo de la colección es el Concierto en Si menor, RV 580. Una obra en tres movimientos para cuatro violines más ripieno orquestal (el tutti) de violines, violas, cello, y bajo continuo. Al igual que en los demás conciertos, el Allegro alterna entre el continuo y el ripieno. En el movimiento central, acordes en spiccato del ripieno alternan con arpegios imitativos por parte de los solistas (le sigue un episodio central predictor del movimiento lento del Invierno de Las Cuatro Estaciones.) El allegro final: un tema danzante en compás ternario del ripieno que alterna con chispeantes secciones de los cuatro solistas.
La transcripción de Bach corresponde a su Concierto en La menor para cuatro claves, cuerdas y continuo, BWV 1065.

Movimientos:
00:00  Allegro
04:28  Largo e spiccato (spiccato, indicación para las cuerdas, el arco debe desplazarse por las cuerdas de manera discontinua, en pequeños saltos).
06:56  Allegro

La versión es de la Karol Szymanowski Music School Orchestra, de Polonia, conducida desde el teclado por su director Marcin Grabosz.655


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jueves, 25 de abril de 2019

Chopin: Estudio Op 25 No 2


Los doce estudios del Opus 25 constituyen la segunda colección de estudios para piano de Chopin. Dedicados a la condesa Marie d'Agoult, compañera de Liszt por esos años, fueron completados entre los años 1832 y 1836, y publicados en París en 1837. Poco después, lo serán en Alemania e Inglaterra.
Como sabemos, los estudios para piano están destinados a desarrollar la técnica y las habilidades del pianista en ciernes, y las del virtuoso también. Los estudios de Chopin, en particular, cumplieron con un anhelo largamente esperado, combinar esta finalidad práctica con un contenido musicalmente elevado.


En este logro, además del indudable genio del maestro polaco, no fue menor la contribución del piano del siglo XIX, con sus siete octavas, martillos recubiertos de fieltro, y arpa de metal, capaz de producir sonidos plenos y firmes en cualquier dinámica, forte o piano, y de responder a las exigencias expresivas como a las de un virtuosismo arrollador. Chopin y su genio llegaron en el momento preciso.

Para el periodo de composición del Opus 12, Chopin está haciendo sus primeras armas en París, luego de abandonar Varsovia en 1830, ciudad a la que jamás regresará. Es el niño mimado de los salones musicales, celebrados por elegantes damas de la aristocracia parisina y nobles polacos exiliados tras la ocupación de Varsovia por las tropas rusas. Pero ya se ha hecho de un nombre, un gran nombre. Un día es invitado por la familia Rotschild, otro por una condesa, y otro más por algún embajador. Vive de sus lecciones privadas, a 20 francos la hora. Todavía no conoce a George Sand, quien sugerirá elevar el precio a 30 francos la lección.

Estudio No 2 del Opus 25, en Fa menor 
En su primera gira a Viena, en 1829, Chopin fue calurosamente saludado por el público, y la crítica profesional tampoco escatimó los elogios. El redactor del periódico musical Allgemeine Musikalische Zeitung destacó:  "...la extraordinaria delicadeza de su pulsación, una indescriptible perfección técnica, su completa gama de matices, fiel reflejo todo ello del más profundo sentimiento".
Es precisamente lo "único" que se requiere para interpretar con propiedad este breve estudio de poco más de un minuto y medio de duración. Como la mayor parte de los estudios, está escrito en forma binaria, A-B-A, es decir, contiene un tema principal que lo inicia, luego una sección central, y tras ella, se retoma el primer tema.

La versión es de Paul Barton, pianista británico que aparte de tocar para elefantes ciegos en Tailandia, es un reconocido youtuber que entrega tips para los aficionados serios en su canal. En esta oportunidad, está acompañado por su pequeña hija, Emilie, de catorce meses, que interviene al final de la pieza para pulsar, delicadamente, los tres do natural, pianissimo, con que finaliza esta pequeña joya.


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martes, 23 de abril de 2019

F. Poulenc: Concierto para Dos Pianos


El compositor francés Francis Poulenc nació en cuna de oro, justo un año antes de que se iniciara el siglo veinte. La familia de su padre fueron los fundadores de un emprendimiento gigantesco, una compañía farmacéutica que se convertiría luego en la mega corporación Rohne-Poulenc. Durante su juventud, invitado e instruido por un tío de amplio criterio y mente abierta, se habituó a pasar las veladas recorriendo café concerts y cabarets de París, durante los bulliciosos años veinte europeos.
En 1924 recibió un encargo de Sergei Diaghilev, de los Ballets Rusos, para la composición de un ballet. Poulenc respondió con un ballet singular, Les Biches, con el que se hizo famoso, a los veinticinco años.


Pero en 1931 tuvo problemas de caja. Decidió pedir ayuda. Y le escribió a una amiga, Marie-Blanche de Polignac, explicando su situación:
"Te voy a contar la verdad, con la condición de que me prometas olvidarla en el momento que la oigas porque odio quejarme de estas cosas. Perdí una gran cantidad de dinero esta primavera, porque tenía mis fondos en el banco de un amigo, que quebró. Durante las últimas seis semanas he estado luchando para que mis finanzas vuelvan a estar en equilibrio..."
Marie-Blanche tenía una tía rica, de lo que Poulenc estaba, ciertamente, enterado. A los pocos días, aparentemente de la nada, le llegó una carta, firmada por la Princesa Edmond de Polignac, la tía de Marie-Blanche. La princesa también había nacido en cuna de oro pero sus finanzas gozaban de buena salud. Se llamaba, de soltera, Winaretta Singer y pertenecía a la familia de los inventores de la máquina de coser Singers. Era norteamericana y se había casado con un príncipe francés, 31 años mayor, quien había muerto en 1901. Desde entonces, la princesa vivía alegremente en París, en el papel de patrona de las artes.

Francis Poulenc (1899 - 1963)
La princesa ya había encargado obras a importantes compositores, de la talla de Stravinski, Fauré, Falla y Satie. Ahora quería saber si Poulenc estaría dispuesto a componer un concierto para varios pianos por la tarifa de 25.000 francos, que saldarían el trabajo de composición y los derechos de la primera presentación. Poulenc contestó afirmativamente, y a las pocas semanas, estaba enviando informes sobre el avance de su Concierto para Dos Pianos, no solo a la princesa, sino también a Marie-Blanche, su discreta intermediaria.

Francis Poulenc fue un notable pianista. Incluso después de posicionarse como compositor profesional, continuó realizando giras como concertista en piano. Compuso gran cantidad de música para piano solo, la mayor parte en la década de 1930: el Concierto para dos pianos es de 1932. Más adelante, compondrá otro Concierto para piano, en 1942. Su contribución a la música para teclado también incluye un Concierto Campestre para clavecín y orquesta, de 1927-28, y un Concierto para órgano, timbales y cuerdas, de 1938.

Concierto para dos pianos, en Re menor
Ha mostrado ser el trabajo más difícil del compositor, claramente influenciado por el Concierto en Sol de Ravel (de reciente estreno en París en enero de 1932), especialmente por su orquestación y sus pasajes estilo "blues" (a la manera  francesa). Cada uno de sus tres movimientos tiene una sección central lenta, y una parte "agridulce", y otra "sentimental", que equivale a la forma A-B-A, en los movimientos primero y segundo (éste, con homenaje a Mozart incluido). El último movimiento es un rondó.
Calurosamente aplaudido, fue estrenado el 5 de septiembre de 1932, con Poulenc en un piano y su amigo de la infancia Jacques Février en el segundo. La obra está dedicada, por cierto, a la Princesa Edmond de Polignac.

Movimientos:
00:00  Allegro ma non troppo
06:15  Larghetto
13:39  Finale. Allegro molto

La versión es de los pianistas Sandro Nebieridze y Alexander Malofeev, georgiano el primero y ruso, de 18 años, el segundo. Dirige, el ruso Alexander Sladkovsky.


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lunes, 22 de abril de 2019

Gabriel Fauré: Suite "Dolly" para piano


Considerado "peligrosamente moderno", el compositor francés Gabriel Fauré fue rechazado para el puesto de profesor de composición del Conservatorio de París cuando este quedó vacante, en 1892. Pero le fue ofrecido otro cargo: inspector de las escuelas de música en las provincias francesas. Fauré tenía casi cincuenta años, estaba casado, y el puesto le vino muy bien pues le proporcionó un ingreso estable. Pudo entonces abandonar las lecciones privadas que daba a alumnos poco dotados, pero también significó que tuviera que embarcarse en prolongados viajes a lo largo y ancho del país. Llevaba casado menos de diez años con Marie Fremiet. El matrimonio se llevaba convenientemente bien pero Marie comenzó a resentir los frecuentes viajes, y como, según se cuenta, Gabriel era muy sensible a la belleza femenina, no pasó mucho tiempo antes de que pusiera sus ojos en una compañera nueva.


Durante la década de 1880, Fauré escribió canciones y piezas breves para piano, pero se sentía inseguro para abordar composiciones de mayor relieve. Sin embargo, lentamente, sus trabajos comenzaron a mostrar mayor complejidad armónica y en la línea melódica. Será en la próxima década, inspeccionando en las provincias los senderos por los que marchaba la música francesa, cuando el autor va a encontrar su propio camino. Justamente, por esos años, conoció a la cultivada cantante y brillante conversadora Emma Bardac.

Emma Bardac (1862 - 1934)
Sí. Efectivamente. Emma Bardac es la segunda mujer de Claude Debussy, a quien Emma acompañó hasta su muerte, en 1918. Pero en 1890 era todavía la feliz mujer de un banquero, y lo siguió siendo, con intermitencias, hasta que conoció a Debussy. En el intertanto, cayó bajo los embrujos de Gabriel Fauré quien, a diferencia de Debussy, no tenía en mente abandonar a su mujer, Marie. Siguieron juntos, como buenos amigos (tenía dos hijos con ella), y  Fauré, desde el lugar adonde lo llevaran sus viajes, enviaba a Marie cariñosas cartas casi todos los días.

Gabriel Fauré (c. 1889)
(1845 - 1924)
Pero Fauré se había enamorado de Emma. Por primera vez, a sus casi 50 años, experimentaba una relación apasionada que lo satisfacía enteramente. Según los estudiosos, el affaire habria provocado una explosión de creatividad en Fauré, dando cuenta de ello un famoso ciclo de canciones para voz y piano sobre versos de Verlaine, La Bonne Chanson, opus 61, y la deliciosa suite "Dolly".

Suite "Dolly" para piano a cuatro manos, op 56
Emma tenía una hija, Helena, llamada "Dolly", en familia. A ella están dedicadas las seis breves piezas para piano que conforman la suite. Compuestas entre 1893 y 1896, están destinadas a celebrar los cumpleaños y otros eventos familiares en la vida de la pequeña Dolly. En oposición a su costumbre, Fauré dotó a las piezas de nombres descriptivos: Berceuse – Mi-a-ou – Le jardin de Dolly – Kitty-valse – Tendresse – Le pas espagnol. La más popular de ellas es la primera, Berceuse, que durante años acompañó en Gran Bretaña un famoso programa de la BBC.

Así, Emma Bardac sumó un primer regalo musical a una de sus hijas. Más tarde vendrá el ciclo Children's Corner, de Debussy, dedicado esta vez a Chouchou, apodo de Claude-Emma, la hija de ambos.

La versión es de los hermanos holandeses Lucas y Arthur Jussen. En aproximadamente diez minutos, interpretan cuatro de las seis piezas que conforman la suite:

00:00  Berceuse
03:06  Mi-a-ou
05:02  Le Jardin de Dolly
07:39  Pas Espagnole


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viernes, 19 de abril de 2019

Beethoven: Fantasía para piano, coros y orquesta


El 22 de diciembre de 1808, en el recién inaugurado Theater an der Wien, de Viena, tuvo lugar un concierto monumental. A beneficio propio, Beethoven organizó una velada con obras de su autoría en las que intervendría como pianista y director. Las obras a presentar requerían la participación de una orquesta completa, coros, solistas y piano. El programa contempló ni más ni menos que los estrenos simultáneos de las Sinfonías Quinta y Sexta y del Concierto para piano No 4. Además, fueron interpretados trozos de la Misa en Do menor, y como de costumbre, se cantaron un par de arias.
Para concluir la velada de este concierto memorable de cuatro horas de duración "en un teatro frío y desapacible", Beethoven apostó por un final brillante que debía fundir en la misma obra todos los componentes musicales de la velada: orquesta, coros y piano. El género escogido fue la fantasia.


Cierto es que el concierto tuvo lugar en condiciones desastrosas, debido al frío reinante, a la duración del concierto, y a que la orquesta tuvo un desempeño calamitoso, pues sus integrantes habían sido reunidos apresuradamente y solo tenían un ensayo. Para mayor desgracia, el maestro de Bonn se había decidido por su "gran finale" hacía solo quince días. La Fantasia para piano, coros y orquesta, llamada también Fantasia Coral fue compuesta en la segunda mitad de diciembre, un tiempo inusualmente corto para los estándares del maestro. De modo que un posible error en la ejecución era más que probable. Y así lo cuenta J.F. Reichard, en sus Cartas escogidas, escritas en un viaje a Viena.
"Por último, una larga Fantasia, con intervención del piano, la orquesta y, finalmente, también el coro. Esta extraña e interesante idea tuvo una manifestación desoladora en la ejecución, ya que la orquesta cayó en tal estado de completo desconcierto que Beethoven, poseído por el fuego del artista, olvidó a su audiencia y a los que le rodeaban y se levantó del piano gritando: «¡Alto, paren y empiecen otra vez desde el comienzo!» Podéis imaginaros cómo sufrimos por él todos los presentes. En ese momento yo incluso deseé haber tenido el coraje necesario para abandonar el teatro mucho antes...".
¿Qué había sucedido? El maestro había acordado con el concertino que un determinado trozo iba a ser tocado sin las repeticiones. Pero en el momento, Beethoven se olvidó de su propia sugerencia y repitió las partes mientras la orquesta iba por otro lado. Se cuenta también que fue el concertino quien detuvo la ejecución y quien habría preguntado a Beethoven: ¿con repeticiones esta vez? a lo que el maestro contestó afirmativamente.

Fantasia para piano, coros y orquesta, opus 80
La obra, dedicada al rey Maximiliano José de Baviera, está concebida en dos partes de longitud desigual: Un Adagio (iniciada por una cadenza improvisada del piano solo de 26 compases) y un Finale formado por varias secciones de diferente tempo: allegro, meno allegro, allegro molto, adagio ma non tropo, marcia, allegro, allegretto, presto.

El tema desarrollado –la fraternidad universal por el encuentro de las artes– se parece bastante a aquel de la Oda a la Alegría de Schiller, que tomó su forma definitiva en el final de la Novena Sinfonía. Los textos (del poeta Christoph Kuffner) también se asemejan, así como el tratamiento coral.
Beethoven estaba consciente del parentesco de ambas obras. En una carta de 1824, cuando escribía la Novena Sinfonía, describió su proyecto como "un arreglo de las palabras de la inmortal Oda a la alegría, de Schiller, de la misma manera que mi fantasia con piano y coros, pero a una escala mucho mayor".

La obra dura poco más de veinte minutos.

La versión es de la Singapore Symphony Orchestra, dirigida por Andrew Litton.


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lunes, 15 de abril de 2019

Mozart: Concierto para piano y orq No 23


Justo después de su cumpleaños número 28, Wolfgang Amadeus Mozart decidió comenzar a comportarse como un músico organizado. Por aquella época, ya había compuesto aproximadamente 450 piezas, una obra impresionante a la que, suponemos, no era fácil seguir el rastro. Así que en febrero de 1784 adquirió en el comercio de Viena un cuaderno de 44 páginas, puso una inscripción en la cubierta: "Catálogo de Todas mis Obras", y comenzó a registrar una a una las nuevas composiciones. En la página izquierda anotaba el título o alguna descripción de la pieza, más la fecha de término y la orquestación. En la página derecha garrapateaba los primeros compases, a manera de "ayuda memoria".


Mozart, pianista y compositor
Cuando Mozart se estableció en Viena en 1781, lo hizo pensando en desenvolverse allí como pianista y compositor. El modo más obvio de desempeñar los dos oficios descansaba en la composición de conciertos para piano, oficio, demás está decirlo, que Wolfgang Amadeus manejaba a la perfección. Ya había dado muestras de ello en los seis conciertos compuestos hasta el momento, además de los dos compuestos para dos y tres pianos, y sin mencionar aquellos arreglos para piano y orquesta de movimientos de otros compositores. Pero al instalarse en Viena, y comprometerse en matrimonio poco después, el número de conciertos escritos debió elevarse sostenidamente. Había que mantener una familia.

Doce conciertos en cuatro años
Así, en la temporada 1782-83 compuso tres conciertos. En 1784 compuso seis, el punto más alto en su etapa vienesa. De allí sacó fuerzas para escribir otros tres en la temporada 1785-86. Pero ahí se acabó la buena racha, y en 1787 no compuso ninguno. Escribió uno en 1788; ninguno en 1789-90; y un último el año de su muerte. Estas sencillas estadísticas no cuentan la historia completa del "Mozart pianista" pues se presentó muchas veces como pianista en premieres que no contaban con conciertos de estreno; sin embargo, el pequeño recuento nos habla de su trayectoria como pianista durante los años vieneses.

Concierto No 23 en La Mayor
Gracias a la notable idea del Catálogo, sabemos que el Concierto No 23 (K. 488) fue terminado el 2 de marzo de 1786. Sin embargo, también sabemos que la obra fue iniciada en 1784, cuando Mozart vivía su mejor momento como pianista en la capital de los Habsburgo. En algún momento Mozart debió dejar el trabajo de lado (quizá ocupado por la composición de Le Nozze di Figaro), y solo lo terminó a fines del invierno de 1786, cuando fue incorporado al catálogo con la fecha ya anotada. Muy probablemente, fue estrenado algunos días más tarde en Viena, con Mozart al piano, desde luego.

Movimientos
Está compuesto de tres movimientos. La cadenza del primero de ellos pertenece a Mozart. La dejó escrita, algo inusual en él.
00:00  Allegro  / Alegre y vivaz, con uno que otro toque melancólico.
11:17  Adagio  / Apasionadamente bello. Su delicioso tema fue "pedido en préstamo" por una publicidad de Air France, hace algunos años.
18:31  Allegro assai  / Un rondó exuberante.

La versión es de Maurizio Pollini acompañado de la Filarmónica de Viena dirigida por Karl Bohm.


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jueves, 11 de abril de 2019

Richard Strauss: "Las divertidas travesuras de Till Eulenspiegel"

El pícaro alemán

Till Eulenspiegel es un personaje del folklore alemán, un pícaro que a diferencia de sus congéneres latinos, parece haber existido realmente. Se cuenta que nació alrededor del 1300, creciendo en contacto con los estamentos más bajos de la sociedad feudal alemana. Incansable trotamundos, viajó por todo el Sacro Imperio Romano Alemán, burlándose de todo el mundo, fueran estos reyes o vasallos. Sentenciado a muerte en más de una oportunidad, habría escapado a todas ellas para finalmente morir a causa de la Peste Bubónica que asoló Europa durante el siglo XIV.
Las historias de las aventuras de Till se hicieron legendarias. En 1890 apareció un nuevo relato de sus aventuras, hermosamente ilustrado, que captó la atención de un joven Richard Strauss, de solo veinticinco años.


El joven Richard había sido nombrado a los veintidós años director adjunto de la ópera de Munich, y a comienzos de la década de 1890 se encontraba en Weimar como director de orquesta del teatro de la ciudad. Y hacía muy poco, en 1889, había estrenado su primera gran obra maestra, el poema sinfónico Don Juan, saludado por público y crítica, de Weimar, y posteriormente, del mundo.
Pero, tratándose de Till, su primera idea fue convertirlo en el héroe de una ópera. Llegó incluso a escribir un libreto: las historias estaban a la mano.

Richard Strauss (1864 - 1949)
Pero pronto abandonó la idea, quizá movido por el éxito de Don Juan, optando por la composición de un poema sinfónico puramente instrumental, que contaría la historia, las peripecias de Till, en música, lo que no parecía nada sencillo si recordamos que la diversión más socorrida del pícaro alemán era fingir no entender lo que le hablaban, tomando literalmente las expresiones figuradas de su interlocutor, para burlarse de él.

Pero la decisión fue feliz. Escrita para gran orquesta, entre 1894 y 1895, la obra tuvo su estreno y calurosa recepción el 5 de noviembre de 1896 en Colonia.

Poema sinfónico "Las divertidas travesuras de Till Eulenspiegel", opus 28
La estructura de la obra tiene por base, de modo general, la forma rondó. El tema principal va con la personalidad de Till, y sus aventuras como episodios que asoman entre una y otra repetición del tema principal, o los demás temas. El clarinete, alternadamente con la trompa, representan a Till Eulenspiegel.
Con duración aproximada de quince minutos, las travesuras de Till, contadas en música, se desarrollan conforme a los siguientes pasos: Introduciendo al personaje / Las payasadas de Till / El juicio / Sentencia y ejecución / Epílogo.

Como podemos apreciar, las travesuras alemanas terminan mal.

La versión es de WDR Symphony Orchestra, dirigida por Semyon Bychkov.


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martes, 9 de abril de 2019

Mozart: "Una broma musical", K. 522


Creemos sinceramente que Mozart no se hubiese reído mucho con la representación que de él se hizo en la película Amadeus. Sin embargo, sabemos que tenía un robusto sentido del humor, documentado en sus cartas, y por sus composiciones, sabemos que también en ellas mostró un sentido del humor igualmente sólido. En el divertimento conocido como "Una broma musical", de 1787, Mozart creó una parodia de lo que podría haber sido la obra de un compositor poco avezado, un compositor inepto. La pieza, por ello, está plagada de momentos incómodos, burdas resoluciones, o acompañamientos poco tradicionales. El propósito es claramente satírico, aunque no existe noticia de que Mozart haya revelado que su intención era precisamente esa.


Sabemos también que Wolfgang era capaz de sobreponerse rápidamente a las dificultades y que cada vez que lo hizo fue a través de la creación musical, donde no faltaron los momentos alegres incluso si los acontecimientos previos no habían sido precisamente alentadores. Y, justamente, la "broma musical" es la primera pieza incorporada a su catálogo personal después de la muerte de su padre aunque ya hacía dos años que Mozart venía pensando en ella. También despierta curiosidad el otro divertimento que acompaña a la "broma" en el catálogo, incorporado el mismo verano: la celebérrima Pequeña Serenata Nocturna. Difícil imaginar dos piezas con propósitos, y destinos, más opuestos.

Las "payasadas"
El divertimento es tosco y mecánico, con pasajes diseñados para imitar lo que ocurriría con una notación imprecisa o equivocada, o con una interpretación técnicamente torpe. Escrita para dos trompas  y cuerdas, se espera que los ejecutantes de las trompas hagan de las suyas; por ello, en las presentaciones se acostumbra que sean "expulsados" del escenario durante el tercer movimiento, para verlos volver compungidos en el cuarto y último. Pero gran parte de los "chascarros" solo son entendidos por musicólogos o afines, debido también a que en su época estaban destinados a los oídos de quienes habían conocido y escuchado a autores contemporáneos de Mozart pobremente dotados, que los había. También se señala, por parte de investigadores, un uso muy temprano de la politonalidad, que vaya a saberse si no era, para el momento, más que otro chascarro.

Divertimento para dos trompas y cuerdas en Fa mayor, K. 522
Como ya se señaló escuetamente, la obra está escrita para dos trompas, dos violines, viola y violoncello. En cuanto al título alemán, Ein Musikalischer Spaß, hay que señalar que la palabra Spaß no connota necesariamente una intención jocosa. Un musicólogo ha sugerido que una traducción más apropiada sería: Una diversión musical, precisamente lo que un divertimento pretende ser. Está estructurada en cuatro movimientos que duran alrededor de veinte minutos.

Movimientos:
00:00  Allegro
03:00  Menuetto y Trio. Maestoso
10:50  Adagio cantabile
15:20  Presto

La versión es de un grupo de cámara proveniente de la National Youth Orchestra of Canada.


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lunes, 8 de abril de 2019

Mendelssohn: "Canción de primavera"


Félix Mendelssohn-Bartholdy es uno más de los tantos compositores del siglo XIX cuya vida se tronchó antes de cumplir cuarenta años. Bienaventurado músico nacido en el seno de una  acaudalada familia judía, que pudo embarcarse antes de los veinte años en viajes de estudios que duraron tres años, murió en Leipzig a la edad de treinta y ocho años. En ese lapso, fue director musical en Düsseldorf, tuvo a su cargo el departamento de música de la Escuela de Artes de Berlín, fundó el Conservatorio de Leipzig, y escribió sinfonías y conciertos, oratorios y música de cámara, y piezas para piano solo. En este último campo, puede decirse que incluso inventó un género, las Canciones sin Palabras, especie de lied que no lleva lírica, continuado más tarde por otros autores, como Alkan, Rubinstein, o Grieg.


Entre 1829 y 1845, Mendelssohn escribió 36 breves piezas para piano, de menos de cinco minutos de duración en estructura ABA (como una canción), incluidas en seis volúmenes de seis piezas cada uno, sumando dos más publicados en forma póstuma. Formaron parte del creciente entusiasmo por el piano surgido en el seno de las clases medias de Europa en la primera mitad del romántico siglo XIX, y se incorporaron con facilidad a los repertorios de los pianistas de las más diversas habilidades, resultando por ello increíblemente populares, lo que condujo a algunos críticos de la época a restarles consideración.

Canciones sin palabras
Felix Mendelssohn (1809 - 1847)
El término empleado para señalarlas es, al parecer, invención del propio Mendelssohn. Su hermana Fanny escribió en 1828: "mi cumpleaños estuvo muy agradable... Felix me ha regalado una de sus 'canciones sin palabras' para mi álbum, y ha escrito otras más".
Las pequeñas obras acompañaron toda la vida del autor como si fueran las entradas de un diario musical. Las hay alegres, o soñadoras, y también las hay melancólicas, o dramáticas. Tal rango expresivo nace de la propia definición de Mendelssohn, que en sus palabras, señaló a un amigo:
"Si me preguntas lo que tenía en mente cuando la escribí, te diría: solo la canción tal como es. Y si tengo ciertas palabras en mente para una u otra de estas canciones, nunca querría decírselas a nadie, porque las mismas palabras nunca significan lo mismo para los demás. Solo la canción puede decir lo mismo, puede despertar los mismos sentimientos en una persona como en otra, sentimientos que no se expresan, sin embargo, con las mismas palabras." 
Canción sin palabras No 30, opus 62 No 6, en La mayor, "Canción de Primavera"
Algunas piezas llevan títulos, añadidos generalmente por los editores, aunque cinco de ellos pertenecen al autor. Es el caso de la Canción sin Palabras No 30, del quinto volumen, llamada "Canción de Primavera", que aquí presentamos en la versión del pianista griego Marios Panteliadis.
Es característico de la pieza una figura de cinco corcheas que brincan para luego descender, y que se repiten a la manera de un desarrollo sinfónico.


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jueves, 4 de abril de 2019

Haydn: Sinfonía No 85, "La Reina"


Tres años antes de ser detenida con su esposo en Varennes, y siete años antes de ser decapitada, María Antonieta de Austria asistió, en febrero de 1786, encantada de la vida, a la presentación de un par de sinfonías de Haydn en los salones del Palacio de Las Tullerías. Escuchó, entre otras, la Sinfonía en Si bemol, de cuya música quedó prendada, y así lo comentó esa misma noche a sus azafatas, mientras le prodigaban sus cuidados. La sinfonía se convirtió en una de sus piezas favoritas, y de ahí el sobrenombre, "La Reina", única de las llamadas Sinfonías de París que se ganó un apodo en el siglo XVIII, y que no perdió renombre luego del desafortunado fin de la reina consorte.


El año anterior, Joseph Haydn se había enterado del encargo de seis sinfonías que serían interpretadas ante la corte francesa por la renombrada orquesta Concert de la Loge Olympique, agrupación fundada en aquella innovadora década bajo el generoso patronazgo de Claude-François-Marie Rigoley, Conde de Ogny. Los honorarios fueron establecidos en treinta luises de oro por cada sinfonía, lo que hacía, para el total, 180 luises, una cantidad nada despreciable para la época, y para ésta también (googleando, he logrado enterarme que el total asciende al equivalente de 50.000 dólares de hoy).

Joseph Haydn (1732 - 1809)
Tal retribución da fe de la amplia fama de la que gozaba el maestro, quien se abocó, desde luego, con entusiasmo a la tarea. A fines de ese año, 1785, completó las primeras tres sinfonías. A principios del año siguiente, terminó las tres restantes. Las seis sinfonías, que como ya se dijo, se conocen hoy como las Sinfonías de París, tuvieron en general una calurosa acogida, y al maestro le fue encargado otro manojo de tres sinfonías que terminó en los años 1788-89.

Sinfonía No 85, en Si bemol mayor, "La Reina"
Haydn estaba al tanto de que el Concert de la Loge Olympique contaba con gran número de instrumentistas, quizá tres veces los veinte o veinticinco músicos con los que contaba en Esterháza. De modo que el maestro se sintió a sus anchas para componer, sin restricciones instrumentales. Pero sobre todo aprovechó las oportunidades que le brindaba esta licencia para lograr efectos que con una orquesta reducida resultaban imposibles. De todo ello da muestras, brillantemente, la Sinfonía en Si bemol, en cuatro movimientos.

Movimientos
00:00  Adagio - Vivace  — Notable por su tranquila introducción, y por el tema principal.
10:50  Romanze. Allegretto  — Tema y variaciones, sobre una balada francesa de la época.
16:44  Menuetto - Trio  — Algo de humor haydiano.
20:45  Finale. Presto  — Alterna la forma sonata y el rondó.

La versión es de la agrupación americana Ars Lyrica Houston


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martes, 2 de abril de 2019

Schumann: Sinfonía No 3, "Renana"


En 1850, Robert Schumann llevaba diez años felizmente casado con Clara. Tenían seis hijos y Clara trabajaba intensamente recorriendo Europa ofreciendo recitales de piano. Sin embargo, ya habían comenzado las alucinaciones que lo llevarán a arrojarse al río Rin cuatro años más tarde. Pero en marzo de ese año le fue ofrecido el puesto de director musical en Düsseldorf. No se decidió inmediatamente. Algunas aprensiones tenía el maestro pues no olvidaba las opiniones de su amigo Mendelssohn sobre el nivel de los músicos en aquella ciudad. Y él mismo, tampoco mostraba gran confianza en sus propias capacidades.


Un afortunado viaje a Colonia, justo río Rin arriba de Düsseldorf, en compañía de Clara, lo hizo cambiar de opinión. La magnífica catedral gótica lo estremeció. Un tiempo después, será testigo maravillado de una entusiasta procesión que acompañará las festividades por la dignificación del nuevo cardenal de la ciudad. Allá, en Düsseldorf, ciudad alucinante, va a componer su Tercera Sinfonía, llamada "Renana", entre noviembre y diciembre de 1850.

Schumann, en 1850
(1810 - 1856)
A decir verdad, no gran cosa hizo Schumann como director de música en Düsseldorf. El maestro, al parecer, no fue un buen director, no destacó en el podio y pronto se ganó la resistencia de los músicos. Fue removido de su cargo a fines de ese año. Pero en el ámbito de la composición, además de la Tercera Sinfonía, logró terminar el Concierto para cello y orquesta, y un par más de obras importantes.

Los sonidos, el paisaje, y los aromas de las tierras cercanas al Rin (la Renania) fueron una gran influencia en el carácter y el color de la Sinfonía "Renana". Y el título escogido, ya sea por Schubert, o las audiencias, o los editores, refleja las simpatías nacionalistas de la época –el Rin, un potente símbolo nacional, en una Alemania imaginada conformada por una floja confederación de ducados en los que se hablaba alemán.
En el mismo afán, Schubert anotará en alemán las indicaciones de tempo de los cinco movimientos de la sinfonía.

Sinfonía en Mi bemol mayor, "Renana", opus 97
Cuatro sinfonías escribió el maestro en su vida. La tercera es la última, pues la Cuarta Sinfonía fue comenzada y terminada antes pero publicada mucho después. Fue estrenada, con el maestro en el podio, en febrero de 1851. La recepción, desafortunadamente, no fue tan calurosa como lo habían sido las dos sinfonías anteriores. Aún así, su carácter melódico, casi folklórico, le ganaron, posteriormente, el aprecio del público, obedeciendo a la opinión unánime de que se trata de una de las obras sinfónicas más brillantes y optimistas de Robert Schumann.

Movimientos
00:00  Lebhaft ∙ (vivamente) Un potente y poderoso tema, sincopado, con carácter de fanfarria.
09:10  Scherzo . Sehr mäßig ∙ (muy calmado) Un carácter más rústico con temas al estilo länder (de la tierra).
15:57  Nicht schnell ∙ (no muy rápido) Lírico, suerte de intermezzo entre scherzo y el 4o Mov.
21:14  Feierlich ∙ (solemne) "Acompañando a una ceremonia solemne" (el título inicial)
26:16  Lebhaft – Schneller ∙ (vivo - rápido) Tan poderoso y feliz como el movimiento inicial. Fanfarrias de los metales y crescendos de las cuerdas conducen a un final grandioso.

La versión es de la hr-Sinfonieorchester (Frankfurt Radio Symphony), dirigida por Marek Janowski.


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lunes, 1 de abril de 2019

Beethoven: Sonata No 31, opus 110


Por la época en que Beethoven escribió sus últimas tres sonatas, su sordera era total e irremisible. El único medio de comunicación eran sus hoy célebres "cuadernos de conversación", en los que quienes le acompañaban debían escribir lo que deseaban decir al maestro, a lo que Beethoven contestaba verbalmente, o por escrito, según su estado de ánimo. Su temperamento, de por sí receloso y poco tolerante, se volvió irritable y belicoso. Es la época, también, en que lucha por el cariño de su sobrino Karl de quien ha ganado su custodia legal luego de la muerte de su hermano Kaspar, en 1815.


Pese a todo, en 1818 fue capaz de abordar con éxito el enorme desafío que significó la Sonata Hammerklavier.  Y en 1820, periodo en que su mala salud le llevó a un estado casi de postración, escribiendo a sus amistades larga misivas relatándoles la pérdida de sus capacidades creativas, va a iniciar, sin embargo, la composición de su tríptico final en el género sonatístico. En 1820, 1821 y 1822 abordó, consecutivamente, la composición de las sonatas opus 109, 110 y 111, las últimas.

Beethoven (1770 - 1827), en 1823 
Alternó todo este trabajo con la composición de la Missa Solemnis y con la resolución del finale de la Novena Sinfonia. El trabajo dio frutos. Al despuntar el año 1821, cuando comenzaba la composición de la Sonata opus 110, la obra central del tríptico, anunció a sus amistades "sentir una nueva vida", pese a que su sobrino Karl, que vivía junto a él, seguía mezquinándole el cariño. Su situación económica no era mejor, de aquellos años no existe carta en que no se mencionen, de un modo u otro, los problemas de dinero.

Sonata No 31 en La bemol mayor, op. 110
Aunque de algún modo se ha visto ensombrecida por la poderosa Hammerklavier, y la última, la sonata opus 111, en realidad es tan grande e imponente como aquellas dos, sobre todo por la fuga del finale, solo superada por la Grosse Fuge, de 1825-26. Está construida en cuatro movimientos (si bien algunos estudiosos consideran al adagio y la fuga un solo movimiento). La partitura autógrafa finalizada lleva la fecha 25 de diciembre de 1821. Por esta sonata los editores pagaron a Beethoven 30 ducados, en enero de 1822.

Movimientos:
00:00  Moderato cantabile molto espressivo - Un inicio íntimo y espiritual.
07:31  Allegro molto - Sección breve y jovial.
09:52  Adagio, ma non troppo - Harto sombrío, casi fúnebre. Quizá reflejo de los estados de ánimo del maestro, para el momento.
13:55  Fuga: Allegro, ma non tropo / L'istesso tempo di arioso / Fuga - Comienza sin pausa después del Adagio. Un tema sereno y expresivo, quizás la aceptación del destino del compositor.

La versión es de Daniel Barenboim.


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