jueves, 15 de mayo de 2014

Mauro Giuliani: Gran Sonata Eroica



A diferencia de lo habitual en esos años, para el estreno de su Séptima Sinfonía en 1813 Beethoven tuvo la fortuna de contar entre los miembros de la orquesta improvisada a un buen número de célebres músicos. La participación de Salieri, Hummel, Meyerbeer, Spöhr no está en duda, pero se dice que también prestó sus servicios un músico italiano de 32 años asentado en Viena desde 1806, el virtuoso guitarrista y compositor Mauro Giuliani, quien en la ocasión habría tocado el cello, instrumento que también dominaba pues en éste había iniciado su educación musical.

Un virtuoso de la guitarra
Pero Giuliani era fundamentalmente un virtuoso de la guitarra. Junto a Fernando Sor, fue de los últimos instrumentistas sobresalientes de la época clásica, antes del venturoso rescate del instrumento de comienzos del siglo XX. Nacido en la localidad de Bisceglie en 1781, a los 19 años emprendió una gira por Europa movido por el interés en hacer una carrera, visto que el interés del público italiano se orientaba cada vez más hacia la ópera, sin contar con que en Italia abundaban por esos años los buenos guitarristas.

Mauro Giuliani (1781 - 1829)
Viena
El tour fue exitoso, y en 1806 Mauro Giuliani decidió establecerse en Viena, donde va a permanecer hasta 1819. Allí fue reconocido y aclamado por la alta sociedad vienesa luego de ingresar a sus círculos musicales y participar junto a colegas de la talla de Hummel y Moscheles en la vida musical de la capital del imperio.
Su talento fue también reconocido por Rossini y Beethoven. El maestro de Bonn, incluso, en más de una oportunidad se refirió al guitarrista italiano en muy buenos términos, y quizá por ello Giuliani decidió retribuir el gesto participando en el estreno de la Séptima Sinfonía.

Sonata Eroica en La mayor, opus 150
Mauro Giuliani publicó más de 200 obras, para guitarra sola y diversos conjuntos orquestales. No todas han llegado hasta nuestros días. No obstante, su Gran Sonata Eroica es hoy pieza obligada del repertorio para guitarra.

Poco se sabe de las circunstancias que rodearon su creación. La única mención que Giuliani hizo de la obra en toda su vida, está en una carta que envió a la casa editorial Ricordi, en 1821, ofreciendo la venta de cinco piezas compuestas "en un estilo nunca visto antes". Una de ellas, que nombra como Gran Sonata Eroica, es descrita por el autor como "muy extensa y jamás oída", esclarecedora acotación esta última pues nos informa de la preocupación de Giuliani por señalar que la obra no proviene de autoplagio, recurso algo socorrido en la época. En 1840, diecinueve años después, Ricordi publicó un trabajo de Giuliani con ese título, como opus 150. Giuliani había muerto en 1829.

La pieza  tiene un solo movimiento, marcado allegro maestoso. La versión es de la guitarrista española Paola Requena, nacida en Cartagena en 1982.


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lunes, 5 de mayo de 2014

Shostakovich: Preludio y fuga nos. 8 y 9



Nacido en San Petersburgo en 1906 –cuando la ciudad efectivamente se llamaba así–, el compositor ruso Dmitri Shostakovich recibió los primeros ataques por su música "antipopular" recién cumplidos los treinta años. Desde las páginas de Pravda, un artículo de 1936 (según se dice escrito por el propio Stalin) lo acusó, además de antipopular, de formalista y esnob. Doce años después, en 1948, una segunda condena lo acusó de sufrir una "desviación formalista", que tal vez por estar contenida en una purga generalizada, venía a ser más bien una acusación de poco calibre puesto que si se había "desviado" solo bastaba enderezarlo y conducirlo por el buen camino.

Dmitri Shostakovich (1906 - 1975)
Efectivamente, pocos años más tarde Shostakovich era reconocido en el mundo entero y en su propio país como uno de los músicos más importantes del siglo veinte. Y pese a no contar con el favor de toda la nomenclatura, el Estado soviético terminó nombrándolo embajador musical de la nueva sociedad proletaria en laboriosa construcción. Pronto se verían los frutos.

Dmitri y Tatiana, en Leipzig
En 1950, se realizó en Leipzig un festival para conmemorar los doscientos años de la muerte de J.S. Bach. Como parte del festival, se llevaba a cabo también la primera versión del Concurso Internacional Bach, al que Shostakovich fue invitado a participar, como jurado de renombre. Entre los pianistas en competencia había una joven rusa de 26 años, Tatiana Nikolayeva, quien se había preparado a tal punto que estaba en condiciones de tocar cualquiera de los 48 preludios y fugas del Clavecín Bien Temperado I y II, a petición, aunque tal hazaña no formaba parte de las exigencias.
Tatiana Nikolayeva se llevó en la oportunidad la medalla de oro.

El ciclo de preludios y fugas
Entusiasmado con la competencia, y con el talento de Tatiana, apenas estuvo de vuelta en Moscú, Dmitri se abocó a la composición de su propio ciclo de 24 preludios y fugas, inspirado, cómo no, en la magna obra de JS Bach. Poquísimo tiempo le tomó a Shostakovich terminarlos. Comenzada la tarea a mediados de octubre de 1950, la finalizó a fines de febrero de 1951, dedicando el ciclo a Tatiana Nikolayeva, quien lo estrenó el 23 de diciembre de 1952, en Leningrado, ex-San Petersburgo.

La obra está considerada como una de las muestras más interesantes de música escrita en las veinticuatro tonalidades mayores y menores. La obra completa dura aproximadamente dos horas y media.
Aquí se presentan los preludios y fugas Nos. 8 y 9, en versión de Tatiana Nikolayeva, quien luego de incorporar el ciclo a su repertorio, se empeñó en darlo a conocer fuera de la Unión Soviética, hasta su muerte en San Francisco en 1993, ocurrida nueve días después de que sufriera una hemorragia cerebral mientras ofrecía al público una vez más los 24 preludios y fugas del maestro ruso.



Preludio y fuga Nos 8 y 9
00:10   Preludio y fuga N° 8 en fa sostenido menor. El preludio, algo agitado, es brevísimo; se diría que Shostakovich no quiso ir más allá en el guiño a la música klezmer, un tipo de música judía. La fuga, en oposición, es la más larga de todo el ciclo.
08:19   Preludio y fuga N° 9 en mi mayor. El preludio está escrito en tres pentagramas, mano izquierda y derecha se turnan para atacar el centro del teclado. La fuga, en 3/4, muestra un frenético retozar de rápidas notas en staccato.

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