lunes, 24 de mayo de 2021

Mozart: Quinteto para piano y vientos


Sabemos que al final de su vida Wolfgang Amadeus Mozart enfrentó serias dificultades económicas que lo llevaron a pedir ayuda a sus amigos masones, a veces, de manera humillante. Pero no siempre fue así. En 1784, su carrera, y por ende su vida personal. estaban en pleno apogeo. Wolfgang era feliz y tan rico como nunca lo había sido. Y eso que todavía faltaba componer Figaro, su mayor éxito operístico y financiero. En el intertanto, dedicó sus esfuerzos a la composición de conciertos para piano. En 1784 escribió seis, y al año siguiente, otros tres. En medio de esta vorágine, surgió apaciblemente una genial obra de cámara que Wolfgang calificó sencillamente de "lo mejor que he escrito hasta ahora".


Esas fueron las palabras con que Mozart informó a su padre Leopold del estreno, el Día de los Santos Inocentes de 1784, en el Burgtheater de Viena, con el maestro al piano. El quinteto para piano y vientos había sido terminado dos días antes. Con apenas 25 min de duración, no parece el candidato más apropiado para tan grandilocuente juicio respecto de una obra propia. pero trece años más tarde vendrá a respaldarlo un inesperado y poderoso voto de confianza.

En 1797, otro residente de Viena muy conocido terminó de componer un trabajo escrito en la misma tonalidad, de similar instrumentación y diseño. Es el quinteto Opus 16 de Beethoven, inspirado en la obra de Mozart y un innegable tributo a su quinteto. Mozart, fallecido seis años antes, no supo que otro genio iba a inspirarse en aquella obra, en "lo mejor que había escrito":

Quinteto para piano y vientos en Mi bemol, K 452
Embarcado por esos años en la composición de conciertos para piano, no le fue fácil a Mozart desligarse por completo del género. De ahí que muchos estudiosos consideren la obra como un concierto para piano y orquesta en miniatura.

Movimientos:
Son tres:

00        Largo Allegro moderato
            Abre con un extenso largo, con el piano en primer plano en todo momento.

10:30   Larghetto 
            Los instrumentos de viento emergen con pasajes propios. El equilibrio es más camerístico.
          
19:14   Allegretto
            Vuelve el carácter de mini concierto para piano, aunque en varios momentos los vientos protagonizan algunas cadencias.

La versión es de la agrupación conformada por Caspar Frantz (piano), Chris Richards (clarinete), Joost Bosdijk (fagot), Katy Woolley (corno) y Olivier Stankiewicz (oboe).

jueves, 20 de mayo de 2021

Liszt: "Gran galopa cromática"


El primer rapto de religiosidad que asaltó a Franz Liszt tuvo lugar en 1828, cuando apenas tenía 17 años. Se enamoró de una alumna y el asunto no resultó. Una severa depresión lo tuvo a punto de unirse a la Iglesia, abrumado por inquietudes religiosas y pesimismo surgidos a raíz del desencuentro amoroso. El segundo rapto le sobrevino ya mayor. Estaba solo, y solo debió llorar la muerte de dos de sus hijos. Esta vez si se unió a la Iglesia, tomando las órdenes sacerdotales menores en julio de 1865. Tenia 54 años.

Pero entre una cosa y la otra, el virtuoso del piano más aplaudido y célebre del siglo XIX disfrutó de su vida de artista como ningún otro, en el mismo periodo. Sabemos que Franz Liszt fue el inventor del recital de piano, y nadie puede negar que le sacó partido como ningún otro, también. Las damas de la época no se perdían por nada sus presentaciones, le esperaban agolpadas a la entrada del recinto y, ya adentro, montaban un escándalo de proporciones por hacerse con el pañuelo que el artista arrojaba hacia el público, casi al término de su acto de magia sonora.

Sí. Porque a esa altura ya se había lucido bastante. Imaginamos con candor un repertorio de dos o tres Estudios Trascendentales, un par de Rapsodias Húngaras, quizá la transcripción de una sinfonía de Beethoven, alguna "reminiscencia" sobre piezas favoritas de la época, un vals Mefisto, en fin. Al final, a instancias de Franz, el público enardecido proponía a gritos titulos de arias populares para que el artista improvisara sobre ellas. Pero todavía quedaba algo, la pieza fuera de programa que dejaba a la audiencia atónita, hipnotizada.

Gran galopa cromática en Mi bemol mayor
Compuesta en 1838, cuando Liszt tenía 27 años, fue uno de los encores favoritos del maestro, a la par de su célebre Rondó Fantastique. Es una "pieza de bravura" destinada a enloquecer definitivamente a la audiencia, en forma de galopa, danza popular en los salones parisinos del siglo XIX, posiblemente de origen húngaro. Primero fue publicada como pieza para piano solo, pero al poco tiempo apareció la versión para dos pianos así como una versión simplificada para piano solo que, suponemos, haría las delicias de la naciente clase media, para quienes no contar con un piano en el salón era impensado.

La idea de Liszt de utilizar el cromatismo para llevar a su clímax el efecto virtuoso es muy sabia y muestra cómo gran parte de la inspiración del compositor en este período estuvo impulsada por el instinto y los deseos de experimentación pianística. Marcada presto en compás de dos por cuatro, está conformada por cuatro temas principales y una larga coda, con duración de poco más de tres minutos.

La versión es de la pianista ucraniana Valentina Lisitsa.

martes, 11 de mayo de 2021

Cimarosa, concierto para piano y orquesta


A fines del siglo XVIII, la rápida evolución tecnológica de los instrumentos de teclado llevó a los más diversos compositores a responder a la creciente demanda de música para clavecín o fortepiano, aunque su trabajo tuviera otra orientación. Buen número de ellos era más conocido por su música vocal, o por sus obras para cuerda y vientos. Y lo siguen siendo. Es el caso de Cimarosa, Paisiello, Stamitz, Pergolesi o Bocherini, por nombrar algunos. Sin embargo, se atrevieron a componer obras para solista en el instrumento de moda con acompañamiento orquestal. Y para ser justos, mostraron no poco talento en el género, sumando más vuelo al estilo galante de la época.

Uno de estos autores es Doménico Cimarosa, autor de música sacra, instrumental, y más de ochenta óperas, principalmente comedias. Su obra magna es, por supuesto, una comedia, Il Matrimonio Segreto, de 1792. Sobre ella, Eugéne Délacroix declaró que era la perfección misma. Sthendal llamó a Cimarosa "el Moliére de los compositores" y aseguraba haber visto Il Matrimonio... más de cien veces.

Domenico Cimarosa
Domenico Cimarosa nació en Aversa, un pueblo cercano a Nápoles, en diciembre de 1749. Aunque su carrera estuvo principalmente asentada en Nápoles, viajó por otras ciudades de Italia y se desempeñó en sus cortes como compositor de óperas. También se aventuró por Rusia, la ciudad santa de todo músico italiano, permaneciendo allí entre 1787 y 1791 al servicio de Catalina La Grande. En sus últimos años, ya de regreso en Nápoles, se unió al lado equivocado de la lucha por derrocar a la monarquía y terminó preso y luego exiliado. Murió en Venecia el 11 de enero de 1801, a los 51 años.

Concierto para piano y orquesta en Si bemol
Es probablemente su único concierto para piano. Las dudas surgen porque en el manuscrito de la obra, localizada en la Biblioteca del Conservatorio Paganini, en Génova, el nombre del compositor aparece escrito a mano. Vamos a creer que sí. Que le pertenece. Es la opinión generalizada.
Comprende tres movimientos, en la secuencia lento-rápido-lento. La orquesta acompañante la conforman dos flautas, dos trompas y cuerdas.

Movimientos:
00:00  Allegro ​
07:32​  Recitativo, Allegro Moderato, Andante, Aria, Largo
13:21  Rondó. El movimiento más interesante según los estudiosos... A mí, el concierto completo me parece una delicia de principio a fin.

La versión (solo audio) es del pianista italiano Andrea Coen, acompañado de la orquesta L'Arte dell'Arco, bajo la dirección del maestro italiano Federico Guglielmo.

lunes, 3 de mayo de 2021

Mozart: Concierto para violín No 2


El mundo venera a Mozart, con entera razón, como virtuoso del teclado. Pero nos olvidamos que su primer cargo oficial en la corte del torpe Colloredo, en Salzburgo, fue el de "músico de corte", que exigía por igual la maestría en el teclado y el violín. Durante tres años, el cargo fue "ad honorem", pero a partir de 1772 Wolfgang comenzó a recibir un salario modesto. El maestro tenia dieciséis años. Su padre Leopold, autor de uno de los primeros tratados pedagógicos para violín, alguna vez le escribió: "...sucede que tú mismo no eres consciente de lo bien que tocas el violín". Algo más tarde, curiosamente, insistió: "Si hubieses querido, habrías llegado a ser el mejor violinista de Europa". Qué duda cabe. Mozart fue, además, un virtuoso del violin.

Por ello no es de extrañar que en 1775, en el lapso de ocho meses, entre el 14 de abril y el 20 de diciembre, Mozart haya compuesto ni más ni menos que cinco conciertos para violin. Para la fecha, todavía seguía bajo las órdenes del arzobispo Colloredo pero no renunciaba a su aspiración máxima, abandonar la corte, y Salzburgo, lo antes posible. Desde luego que la corte recibiría con entusiasmo estas nuevas obras, pero su intención última, creemos, debió ser la ampliación de su repertorio en el género para uso propio como solista, cuando estuviera libre de ataduras.

Los cinco conciertos para violín muestran un gradual incremento en la maestría de su escritura, siendo el tercero y el quinto los que mejor han sido recibidos por público y crítica, amén de ser los preferidos de los solistas, naturalmente. El segundo de ellos, algo por debajo de los ya señalados en cuanto a fuerza dramática –aunque esto mismo pudiera decirse de todos si hacemos la comparación con los conciertos para piano– mantiene la frescura y delicadeza de toda la obra mozartiana.

Concierto para violín y orquesta No 2, en Re mayor
Fue terminado el 14 de junio de 1775. Wolfgang tenía diecinueve años. La obra recuerda el estilo del barroco tardío, con reminiscencias del maestro italiano Giuseppe Tartini. Cada movimiento abunda en bellas melodías que se suceden una tras otra.

Movimientos:
00:00  Allegro  El tema principal es tomado primero por la orquesta completa y luego por el solista, en 1:18. Según los estudiosos, el tema secundario muestra algunas semejanzas con la música folklórica tirolesa.

09:20  Andante  En Sol mayor, en forma sonata pero sin desarrollo. El material melódico tiene reminiscencias de algunas arias de Mozart compuestas para la época.

17:24  Rondeau  En contraste con el allegro inicial, es ligero y alegre. Sin ambiciones, se diría.

La versión es del maestro ruso Maxim Vengerov, como conductor y solista.