lunes, 31 de octubre de 2016

Leos Janacek: Idilio para cuerdas



El periodo creativo del compositor checo Leos Janacek se divide con toda propiedad en dos mitades, transitando claramente la primera en el siglo XIX y la otra en el siglo XX. Y así lo refleja su música, al menos aquella compuesta para orquesta de cuerdas. Sus dos últimos cuartetos (el primero de ellos, llamado también "Sonata Kreutzer" –por la novela de Tolstoi, no por la sonata de Beethoven) están, musicalmente, firmemente asentados en el siglo XX. Y de sus dos trabajos tempranos para orquesta de cuerdas (Suite, 1877 e Idilio, 1878) no cabe duda de que pertenecen al siglo XIX; es más, según algunos estudiosos, incluso pueden sonar "al oído" como escritos un cuarto de siglo antes.

Leos Janacek, en 1882
(1854 - 1928)
Idilio para orquesta de cuerdas
Compuesta a los 24 años, mientras el autor se ganaba la vida en Brno como maestro de música y director de coros, Idilio para orquesta de cuerdas contó para su estreno, en diciembre de 1878, con la valiosa presencia de Antonin Dvorak, de quien Janacek era gran admirador. Se habían hecho amigos hacía poco. Más tarde, harán juntos un ambicioso y largo recorrido por Bohemia conociendo y recopilando temas folklóricos de la región.

La admiración de Janacek por Dvorak no era menor. Desde su cargo musical en Brno se había encargado de promocionar la obra del maestro, catorce años mayor. Una de las piezas recurrentes era la Serenata para Cuerdas (casi un estreno continuo, era recién de 1875), y es probable que su continua performance haya inducido a Janacek a crear sus propias obras para grupo de cuerdas.

Y no poco será lo que Janacek tomará "prestado" de su amigo maestro.
El Idilio tiene reminiscencias de otros autores, por cierto, y también asoman las raíces bohemias y moravias comunes a ambos compositores, pero la influencia de Dvorak, o el homenaje al amigo, es innegable a lo largo de los siete movimientos de la obra, una suite de 28 minutos de duración.

Movimientos:
00:00  Andante - Meno mosso - Da capo
03:57  Allegro - Moderato - [Allegro*]
06:54  Moderato - Con moto - [Moderato*]
10:26  Allegro
13:51  Adagio - Presto - Adagio
19:31  Scherzo
22:46  Moderato
[*] Este último tempo toma uno o dos compases.

La versión es de la orquesta de cámara A Far Cry, son sede en Boston, formada por 18 músicos que se presentan sin director, y que se llaman a sí mismos "The criers".


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viernes, 28 de octubre de 2016

Bedrich Smetana: "El Moldava"


"El Moldava" es el segundo de los seis poemas sinfónicos que integran el ciclo "Mi Patria", compuesto por el autor checo Bedrich Smetana casi al final de sus días, prácticamente retirado de la labor creadora debido a una sordera total. Comenzado el ciclo en 1874 y concluido en 1879, constituye la culminación del aporte nacionalista de su autor y, desde luego, es su grupo de obras más conocido en Occidente.


Nacido en el nordeste de Bohemia en 1824, Smetana dio su primer concierto de piano cuando tenía seis años. Ya adulto, logró gran reputación local como pianista, incursionando también en la composición aunque sus obras para piano no le reportaron una especial distinción. Sus mayores logros están presentes en su obra orquestal y, fundamentalmente, operística. Bedrich Smetana es el autor de la primera ópera propiamente bohemia ("Los Brandenburgueses en Bohemia"), con temática regional y cantada en checo cuando en la región solo se cantaba en alemán. Fue su primera incursión en el género, y también, su primer gran éxito, en su estreno de 1866.

Bedrich Smetana (1824 - 1884)
"Mi Patria"
Trece años después, concluía el ciclo "Mi Patria". Pese a la sordera, Smetana continuó componiendo, y logró estrenar con éxito tres nuevas óperas, la última de ellas en 1882. A esa altura, el compositor estaba gravemente enfermo –aquejado de la sífilis causante de su sordera–, sufriendo pérdidas temporales de memoria y del habla. Poco después el daño cerebral era irreversible. En la primavera de 1884 fue internado en un asilo en Praga, donde murió el 12 de mayo de ese año. 

Vltava (El Moldava)
Vltava es el nombre checo de uno de los grandes ríos de Bohemia. La obra, estrenada en abril de 1875, evoca los sonidos del río a lo largo de su curso, desde su nacimiento –flauta sobre cuerdas en pizzicato– hasta los rápidos que hacen estallar el tema –violento tutti–, y el paso por Praga.
La pieza contiene la melodía más famosa de Smetana (1:25, primera aparición), una adaptación de La Mantovana, un tema atribuido a un tenor del renacimiento italiano, que también, en versión ad hoc, formó la base del himno nacional israelí.

Nikolaus  Harnoncourt dirige la Chamber Orchestra of Europe


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lunes, 24 de octubre de 2016

JS Bach: Suite Inglesa No 2 - Preludio


Así como las Suites Francesas del maestro barroco no tienen de francesas más que el hecho de haber sido publicadas con el título Suites pour le clavecin, las Suites Inglesas tampoco tienen nada de inglesas. El origen del título es un completo enigma.
Nunca fueron publicadas en vida de Bach, pero alguna vez existió una copia manuscrita donde se leía la inscripción "fait pour les Anglois". Entonces comenzaron las especulaciones, que van desde una errónea interpretación de lo escrito (alguien entendió "Anglois" donde podría decir otra cosa), hasta la posibilidad de que hayan sido escritas efectivamente para un anónimo noble inglés que las habría solicitado a Bach durante una visita a Köthen. El debate continúa.


Seis suites "inglesas"
El grupo de seis suites para teclado fue compuesto posiblemente en la década de 1720, poco antes de las Suites Francesas y de las Seis Partitas, probablemente en Köthen donde el maestro se desempeñó como Kappellmeister desde 1717 hasta 1723. Especulaciones aparte, habrán sido compuestas para el uso privado de alumnos, familiares y conocidos. Quien leyó "Anglois" también pudo haber leído "Angoisses", congojas, dada la dificultad de muchos de sus movimientos.

Sus danzas, o  movimientos
Al igual que las "francesas", las seis suites "inglesas" mantienen la estructura tradicional, con sus cuatro movimientos, o danzas: allemande courante sarabande giga, a los que se agrega, entre la sarabanda y la giga, un número variable de movimientos suplementarios como un minueto, una gavota, bourré, o un aria. La diferencia está en que en las "inglesas" Bach incorporó un preludio, que va al principio (como era de esperarse), y que ya no aparecerá en las suites francesas posteriores.
Es la sección que a menudo se acostumbra tocar, como bis, luego de una presentación. Su gran complejidad técnica se presta para el lucimiento del intérprete.

Preludio de la suite inglesa No 2 en La menor
Poco más de cuatro minutos de un notable ejercicio de contrapunto. La versión, extraordinaria, es de una bella y jovencísima Martha Argerich, en grabación de 1969. El video, mal editado, comienza tarde, extraviando un par de notas al inicio, pero aún así vale muchísimo la pena.


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viernes, 21 de octubre de 2016

Ottorino Respighi: Los Pinos de Roma

No es exagerado afirmar que el papel de Italia en la música contemporánea no asomó tan brillante ni influyente como en otras épocas. Sin embargo, a partir de la generación de los años 80 del siglo XIX la música italiana participó efectivamente en la renovación del lenguaje musical y, gracias al conocimiento de su pasado (que no es poco), pudieron los músicos abrirse paso en la búsqueda de nuevas sendas. Entre estos compositores –contemporáneos de los músicos franceses que reaccionaron contra el posromanticismo germánico (Debussy, Satie, Ravel, por decir algo)– destaca Ottorino Respighi, el más célebre a nivel mundial, entre sus colegas italianos.


La trilogía "romana"
Con poco más de treinta años, Respighi se estableció en Roma luego de hacerse cargo, en 1913, del puesto de profesor de composición de la Academia Santa Cecilia. La academia se convertirá pronto en el Conservatorio de Roma, y Ottorino será nombrado director de la prestigiosa institución, en 1924. Seducido por la vida musical romana y el notable paisajismo que la ciudad presenta decidió, durante el primer año de su administración, retomar su tributo a la ciudad eterna con la composición del poema sinfónico Los Pinos de Roma, tributo que había comenzado en 1916 con Las Fuentes de Roma, y que culminará con Las Fiestas Romanas, en 1928.

Los Pinos de Roma
Ottorino Respighi, en 1935
(1879 - 1936)
Aunque en estrecha competencia con Las Fuentes... es la obra más popular de la trilogía, y desde luego, la que concita el mayor entusiasmo de las agrupaciones orquestales del mundo. Tuvo su estreno, no exento de sinsabores, el 14 de diciembre de 1924, en Roma.
El teatro estaba abarrotado, pero Respighi presentía que el público se iba a desengañar, muy pronto, en el primer movimiento. Y de hecho hubo una silbatina considerable al término de la primera sección, para nada sorprendente por cuanto las trompetas insisten con estrépito en una nota discordante, completamente ajena a la tonalidad en curso [minuto 2:31 y posteriores]. En el segundo movimiento, la orquesta se aquieta, y con ello también se sosegó el público, si bien permaneció intrigado por el desarrollo de la obra. Una sonora ovación saludó el final de la pieza.

Movimientos
Consciente de que la audiencia italiana ha sido siempre más inclinada a la ópera que a la música instrumental, el autor incluyó unas notas "explicativas" en el programa de mano, para cada una de las secciones. A continuación, una sinopsis:

00  Pinos de la Villa Borghese
Niños juegan alrededor de los pinos de la Villa Borghese [la opulenta mansión de la conspicua familia romana del siglo XVII]; bailan en círculos, juegan a ser soldados, marchando y luchando, vienen y van en bandadas. De pronto, la escena cambia y…

02:50  Pinos cercanos a una catacumba
… vemos las sombras de los pinos que enmarcan la entrada a una catacumba. De las profundidades emerge el sonido de un salmo fúnebre, flotando en el aire como un himno solemne, que gradual y misteriosamente comienza a dispersarse.

09:04  Pinos del Gianicolo
El aire se estremece: Los pinos del Gianicolo [colina de Roma desde donde se disfrutan las mejores vistas de la ciudad] pueden verse delineados por la clara luz de la luna llena. Un ruiseñor canta... [La partitura exige la inclusión de canto de pájaros, verdaderos, grabados... innovación que llegó a ser profética]

15:27  Pinos de la Via Appia
Amanecer nebuloso en la Via Appia: los pinos solitarios son guardianes del mágico paisaje; se escucha el ritmo insistente de innumerables pasos. El poeta tiene una fantástica visión de glorias pasadas: trompetas suenan y, en la brillantez del nuevo sol radiante, un ejército consular se aproxima poco a poco a la Vía sagrada, dirigiéndose triunfante hacia el Capitolio...

La crítica ha calificado a menudo a Respighi de ultraconservador, entre otros epítetos poco cálidos. Pero al público le encanta... es lo que finalmente importa.
La versión es de la agrupación eslovena, Gimnazija Kranj Symphony Orchestra, dirigida por el maestro Nejc Bečan.


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miércoles, 19 de octubre de 2016

Granados: "La maja y el ruiseñor"


Suite "Goyescas"
La maja y el ruiseñor es una de las seis piezas que conforman la suite "Goyescas", compuesta por Enrique Granados entre los años 1909 y 1911 en una suerte de homenaje al maestro Francisco de Goya, por cuya obra sentía gran admiración. Considerada su obra maestra, la suite lleva el subtítulo "Los majos enamorados" aludiendo a aquellos jóvenes y fornidos personajes, típicos del Madrid de los siglos XVII y XVIII que se caracterizaban por sus trajes vistosos y modales algo atrevidos, abundantemente retratados por el maestro español en el trazado de su obra.


Estrenos
La suite fue compuesta en dos partes, plasmadas en dos cuadernos entre los años 1909 y 1911, las que tuvieron su estreno separadamente. Las cuatro piezas pertenecientes al primer cuaderno se dieron a conocer en 1911 en el Palacio de la Música Catalana, de Barcelona, con el compositor al piano. Tres años más tarde, en 1914, Granados estrenó las dos piezas del segundo cuaderno en la Sala Pleyel de Paris, consiguiendo con ello su consagración mundial.

Enrique Granados (1867 - 1916)
Secciones
1. "Los requiebros"
2. "Coloquio en la reja"
3. "El fandango de candil"
4. "Quejas", ó "La maja y el ruiseñor"
5. "El amor y la muerte"
6. Epílogo: "Serenata del espectro"
[En las presentaciones es habitual agregar una séptima pieza, no perteneciente a la Suite, "El pelele", de 1914]

La maja y el ruiseñor
Es la pieza más popular de la suite, de un lirismo fascinante. Una muchacha le canta a su ruiseñor y este le responde a la manera de una rapsodia. Está dedicada a su esposa Amparo (señalemos, de paso, que cada una de las secciones tiene dedicatario).
Si al escucharla, la pieza nos trae a la memoria, por momentos, un bolero, no hay por qué sorprenderse. La cantautora mexicana Consuelo Velásquez se basó en ella para crear la popular melodía Bésame mucho, de 1940.
La versión es del pianista español Alfredo Armero.

"Goyescas", la ópera
Tal fue el éxito de la suite en su estreno de 1914, que la República Francesa concedió a Granados la Legión de Honor, y la Ópera de París le encargó una ópera. Granados no se demoró mucho en construir la ópera con el material pianístico de la suite pero el inicio de la guerra impidió su estreno en París. Para mala fortuna del compositor (ya se verá por qué), el Met de Nueva York ofreció su sala. Por ello, el compositor estaba allá para su estreno en febrero de 1916, en medio de la guerra. Al regreso, un torpedo alemán impactó el barco en que Granados y su esposa cruzaban el Atlántico. Ambos murieron ahogados.


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lunes, 17 de octubre de 2016

Thalberg: Gran Fantasia para piano


A principios de 1800, quienes asistían a conciertos eran en su mayoría profesionales de la música o aficionados muy enterados. Pero no pasó mucho tiempo antes de que una emergente clase media se moviera en esa dirección. Es una época en que la música está yendo más allá de las cortes y las iglesias. Por ello, emergen las revistas especializadas, la crítica musical, y aumenta la publicación de música impresa. Se ensancha así el horizonte cultural de la clase media que, un buen día, decidió que también quería ir a los conciertos.


Nueva audiencia, nuevos músicos
Y para ese nuevo público también hubo nuevos músicos: los pianistas de excelente oficio que a la vez fueron compositores, aunque su obra les sobreviva desmayadamente. En la primera mitad del siglo XIX se cuentan por decenas.
Sigismund Thalberg, nacido en Ginebra en 1812 (dos años después de Chopin) fue uno de ellos. Alumno de Hummel y Moscheles, y poseedor de una técnica extraordinaria, debutó en Viena en 1829 con gran éxito. De ahí en más, sacando partido de su porte aristocrático y elegante, se hizo de un buen grupo de seguidores, mujeres en su mayoría, casi, casi, al estilo de Liszt.

Cosechando éxitos
Sigismund Thalberg, en 1839
(1812 - 1871)
Músico exitoso, fue también una buena persona. No era raro que sus admiradores le homenajearan con suntuosos regalos. Uno de ellos le obsequió una magnífica mansión en Viena.
Hizo giras por toda Europa y EEUU, cosechando éxitos en todas partes. Para cuando se retiró, en 1863, había ganado más dinero del que podía gastar. Entonces se fue a Italia, donde se dedicó a la vitivinicultura. Su retiro fue en serio: en su casa italiana no había piano.

Chopin
Y así como tuvo colegas admiradores (Mendelssohn, Schumann) también tuvo detractores. Chopin, no muy dado a los elogios, sólo dejó un esbozo de su personalidad: "...gusta a las mujeres, es más joven que yo y hace potpourrris con La Muette [una ópera del momento]...".

Fantasías sobre óperas
Efectivamente, Thalberg se especializaba en fantasías sobre temas de ópera. Compuso alrededor de cincuenta o más, las que por lo general conformaban buena parte de sus presentaciones. Su música no es particularmente ingeniosa ni novedosa pero es pianística en alto grado, y a menudo muy difícil. Pero era de vida corta. Hoy, de vez en cuando algún pianista la rememora, quizá para que no olvidemos que esta música cautivó alguna vez a una época y a un público.

Gran Fantasia opus 63 - Variaciones sobre temas de El Barbero de Sevilla, de Rossini
Al piano, la intérprete ucraniana Valentina Lisitsa.


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