viernes, 30 de septiembre de 2011

Massenet: Meditación de Thais



Aunque hoy algo postergado, el compositor Jules Massenet, nacido cerca de Saint-Etienne, Francia, en 1842, fue un autor altamente prolífico, y hasta principios del siglo XX sus cerca de 30 óperas eran ampliamente representadas en los escenarios más importantes del mundo. Músico precoz, de quien se llegó a decir que a los cuatro años era capaz de tocar algunas sonatas de Beethoven, ingresó al Conservatorio de París a los 9 años, después de recibir las enseñanzas de su madre.

A los 22 años recibió el Premio de Roma lo que le permitió pasar tres años en Italia perfeccionándose. Ahí conoció a Franz Liszt que por esos años disfrutaba allí de una reconfortante luna de miel en compañía de Marie d'Agoult. El gran maestro húngaro le encargó que le diera lecciones a una de sus más distinguidas discípulas porque ya no daba abasto con tanto alumno. La discípula distinguida se llamaba Louise Constance de Gressy, y era conocida como "Ninon" en su círculo íntimo. Dos años después, de tanto ir y venir con la música, profesor y alumna terminaron casándose, en 1866.

Jules Massenet (1842 - 1912)
Ninon era una mujer de amplio criterio y a diferencia de un crítico de la época nunca se afligió por la marcada tendencia del compositor a que las protagonistas de sus óperas fueran siempre mujeres. Corría el rumor de que el músico componía sus obras con el ojo puesto en las prima-donnas que iban a cantar las arias. Ninon ni se inmutó pero el crítico se permitió escribir que Massenet simplemente no podía componer óperas sin una mujer como protagonista. Jules contestó escribiendo una obra que abandonaba esta propensión hasta que una mezzosoprano tuvo que hacer la parte del tenor en una presentación en Nueva York. Era el sino de Jules.

Desde mediados de los años ochenta del siglo pasado, algunas óperas de Massenet han gozado de cierto renovado esplendor. Una de ellas es Thais, compuesta en 1894 y basada en la novela del mismo nombre de Anatole France. La heroína de la ópera es, no faltaba más, Thais, una cortesana de Alejandría, devota de la diosa Venus, que corre el peligro de ser convertida al cristianismo por un monje inescrupuloso.
Si la obra goza hoy del reconocimiento público se debe en gran parte al intermezzo para violín y orquesta del segundo acto conocido como "Meditación de Thais", que acostumbra interpretarse separadamente como pieza de concierto.

Cuando Massenet murió, el 13 de agosto de 1912, el New York Times tituló al día siguiente que se había ido "el último de los grandes creadores de melodías". Es cierto.
La versión es de Renaud Capuçon, acompañado de un pianista innombrado.



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jueves, 29 de septiembre de 2011

Beethoven y sus mecenas - Sonata Patética



En Viena y en el resto del mundo corría el año 1799 cuando Ludwig van Beethoven publicó la sonata Op. 13, llamada Patética. En Francia, en cambio, corría el año VIII de la República y el día 18 de Brumario de ese año Napoleón Bonaparte dio un audaz golpe de Estado que terminó con el Directorio e instauró el Consulado, con él a la cabeza. Cinco años más tarde, en 1804, el otrora oscuro oficial corso se hace nombrar emperador con el título de Napoleón I. Este hecho lleva a Beethoven a borrar la dedicatoria de la Sinfonía Heroica que le había dirigido. Creemos que Napoleón ni se enteró o, al menos el que definitivamente no se enteró fue su hermano Jerónimo, quien en 1807 será nombrado rey de Westfalia.

El año anterior al nombramiento de Jerónimo Bonaparte, en 1806, Ludwig había intentado reanudar una carrera como compositor de óperas y ofrecido sus servicios a las autoridades imperiales pero su petición fue denegada. Por fortuna, el nuevo monarca de Westfalia, que aunque joven y licencioso gustaba del arte, envió una carta al maestro a comienzos de 1808 invitándolo a desempeñarse como maestro de capilla en su sencilla corte provinciana. El salario no era nada desdeñable, de modo que Ludwig estaba casi a punto de aceptar cuando se conoció el rumor y sus amistades se enteraron de que el maestro pensaba abandonar Viena.

Príncipe Lobkowitz (1772 - 1816)
Y pusieron el grito en el cielo. Beethoven abandonaba la ciudad sólo para asegurarse un ingreso fijo. Un singular contrato le fue ofrecido entonces por un reducido grupo de sus amigos aristócratas: se comprometían a pagarle 4.000 florines anuales si se quedaba en Viena, podría salir de gira cuando quisiese y dar todos los años un concierto en el Theater an der Wien en su exclusivo beneficio. Ludwig suscribió el contrato. Y Jerónimo se quedó con los crespos hechos.

Lamentablemente, por causas diversas, los amigos mecenas no pudieron cumplir enteramente con el acuerdo. El príncipe Lobkowitz –comprometido con 700 florines– se arruinó al poco tiempo. El príncipe Kinski –1800 florines– se cayó de un caballo en 1812 y se mató. (La familia desestimó el contrato). Sólo el archiduque Rodolfo, comprometido con 1.500 florines, fue fiel a lo pactado y pagó a Beethoven religiosamente su parte año tras año.

Sonata Patética - Movimientos
Algunos autores señalan que la "Patética" fue llamada así por el mismo Beethoven y respondería a la situación anímica en que se encontraba al momento de su publicación, cuando comienzan a manifestarse los primeros signos de su sordera. Otros postulan que fue idea del editor, lo que parece más probable.
Si bien estructurada a la manera clásica: movimientos rápido - lento - rápido, el primero de ellos –Grave - Allegro di molto e con brio– arranca con una introducción de carácter más bien luctuoso –una novedad de su tiempo– para enhebrar luego con el allegro.
2do Mov (09:33) Adagio cantabile
3er Mov (14:57) Rondó, allegro

La versión es de Daniel Barenboim. Ciclo de las 32 sonatas, StaatsOper de Berlín, año 2006.



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viernes, 23 de septiembre de 2011

Maurice Ravel - Bolero

Maurice Ravel, músico genial,
amigo del cigarrillo y del buen vestir

La obra Bolero, del compositor francés Maurice Ravel, es una de las pocas piezas clásicas que ha alcanzado el elevadísimo nivel de popularidad de que goza no habiendo sido concebida para el deleite de un público numeroso con ocasión de un determinado evento. El Bolero de Ravel, asi llamado y a tal extremo popular que ese nombre le sirvió a Mario Moreno, Cantinflas, para titular una película con un juego de palabras, constituye a la vez, la obra cumbre del compositor, en toda su regla.

Para la fecha de su composición, 1928, Ravel contaba con algo más de 50 años y se encontraba en la cúspide de su fama y reconocimiento mundial, con cientos de piezas a su haber, que se escuchaban por toda Europa y América del Norte.

Precisamente al regreso de una gira por los países escandinavos, Inglaterra, y luego Estados Unidos y Canadá, y encontrándose de vacaciones en Saint Jean de Luz, una localidad de la costa atlántica, Ravel recibió un telegrama en que la bailarina y empresaria Ida Rubinstein le sugería la idea de un ballet para la Opera de París, que idealmente no durara más de 17 minutos.

Saint Jean de Luz

Al parecer, esta petición algo rudimentaria --por la limitación de tiempo-- lo llevó a concebir la sencilla idea de un tema "insistente" que se repitiera una veintena de veces sin desarrollo alguno, "simplemente graduando de sonido la orquesta", un empeño algo deschavetado que sólo podía acometer el maestro indiscutible de la orquestación que era Maurice Ravel.

Esta idea de la repetición e insistencia transmutó en una progresión sonora y dinámica --siempre semejante en su esencia y a la vez diferente en su expresión-- que hasta hoy sigue siendo la más convincente "lección de orquestación" que jamás un músico haya escrito.

Reducido al puro sonido, el Bolero pareciera una trama orquestal sin música, solo un largo y progresivo crescendo si bien concebido con una audacia inaudita: un simple motivo dividido en dos partes, apoyado en un ritmo omnipresente e incansablemente repetido, sin cambio, que no sea el que, alternadamente, Ravel encomendó a la caja (y luego a los demás instrumentos) siguiendo la indicación: donde hubo corcheas haga ahora tresillos, luego vuelta a lo mismo y así sucesivamente hasta el final de la pieza.


No acelere. Nunca. Solo aumente la intensidad del sonido, desde un pianissimo casi inaudible hasta el fortissimo acorde disonante final, dosificando el volumen sonoro de manera tal que la audiencia no se percate de que éste ha venido en constante y progresivo aumento.

La versión es de la Filarmónica de Berlín conducida por Daniel Barenboim.


Guía básica de audición:
00:03  Caja y ritmo omnipresente  //  00:13  Tema: flauta  //  01:00  clarinete  //  01:47  Contratema: fagot  //  2:36  Clarinete en mi bemol  // 3:22 Tema: oboe d'amore  //  4:11 trompeta con sordina + flauta // 4:56 Contratema: saxo tenor  // 5:45 saxo soprano  // 6:33 Tema: dos flautines, celesta, trompa  // 7:23  oboe, oboe d'amore, corno inglés, dos clarinetes  // 8:09  Contratema: trombón  // 8:57  flautas, flautín, oboes, corno inglés, clarinetes, saxo tenor  // 9:45  Tema: primeros violines, flautas, flautín, oboes y clarinetes  // 10:32 anteriores más saxo tenor  // 11:21  Contratema: violines, trompeta, flautas, flautín, oboes, corno inglés  // 12:08  anteriores más violas, violoncellos, saxo soprano, trombón  // 12:57  Tema: trompeta piccolo, tres trompetas, saxos, violines, flautas y flautín  // 13:46  Contratema: anteriores + trombón  // 14:29  cambio de tonalidad  // 14:48  comienza la coda.

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miércoles, 14 de septiembre de 2011

Claude Debussy: Claro de luna



Nada hacía presagiar que el niño Achille-Claude Debussy, finalmente autor de más de 800 obras para orquesta, instrumental y de cámara, estaba predestinado a la música. Su genealogía apuntaba a cualquier cosa menos al arte. Nacido en 1862 en una pequeña ciudad situada a orillas del Sena, su bisabuelo había abierto un taller de cerrajería en París luego de casarse con la hija de un carpintero, y un tío, hermano de su padre, ejerció asimismo el noble oficio de la carpintería de banco.

El padre de Claude, por su parte, se enroló muy joven en la infantería de marina y luego probó suerte en las más diversas profesiones. Cuando en 1871 se desencadenaron los sucesos de la Comuna de París quiso tocar también el cielo con las manos y se unió a las filas de los revoltosos. El fracasado levantamiento terminó con él juzgado y enviado a la cárcel durante un año. Las circunstancias luego se conjugaron para que la madre de otro comunero preso se interesara en la familia del compañero de su hijo. Discípula de Chopin, según ella misma, no tuvo dificultades para intuir la disposición musical del niño Claude.

Claude Debussy (1862 - 1918)
Madame Mauté de Fleurville, que así se llamaba la pretendida discípula de Chopin, preparó gratuitamente a Claude Debussy para su ingreso al Conservatorio de París, lo que consiguió en 1872. Ocho años más tarde, una gran dama rusa, Nadezhda von Meck, amiga y protectora de Tchaikovski, solicitó al Conservatorio que le proporcionara un joven pianista para dar lecciones a sus hijos. El elegido fue Debussy. Al año siguiente, la señora von Meck lo invitó a unírsele en un viaje a Moscú. El verano siguiente, Claude se repitió el plato, con lo que la confianza en sí mismo debe haber experimentado un salto descomunal, y entonces cometió el error.

Con sorprendente audacia, Claude se atrevió a pedir a la señora von Meck la mano de su hija Sonia. La señora von Meck escuchó su petición mientras observaba el jardín a través de los ventanales. Luego volvió la cabeza y le preguntó a Claude si no le molestaría regresar a París en el próximo tren.

Claro de luna de la Suite Bergamasque
El célebre Claro de Luna de Debussy es una de las cuatro piezas que conforman la Suite Bergamasque, si bien el proyecto inicial de 1890 no la contemplaba. En una revisión muy posterior, en 1905, Debussy sustituyó dos de las cuatro piezas originales. El Claro de Luna es uno de estos reemplazos y posiblemente la pieza que terminó por hacer popular a la suite completa.
La versión, inobjetable, es de la pianista ucraniana Katia Buniatishvili.



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lunes, 12 de septiembre de 2011

Mahler: Quinta Sinfonía - Adagietto



Un Adagietto para Alma
El pintor Gustav Klimt, autor del célebre cuadro El Beso, era uno de los invitados a la velada en casa de la familia Zukerkandl, en Viena, el 7 de noviembre de 1901. Casi se fue de espaldas cuando se enteró de que también estaba invitada la joven a la que llevaba persiguiendo por media Europa hacía ya seis años, desde que ésta tenía dieciséis. No cabía en sí de gozo. La joven, compositora en ciernes, se llamaba Alma Schindler, tenía ahora 22 años y era considerada, cómo no, la mujer más hermosa de Viena.

Alma Mahler (1879 - 1964)
Alma hizo su entrada triunfal poco después de las ocho. Gustav cruzó el salón para saludarla pero el resto de los invitados impidió su paso porque éstos se abalanzaron a recibir al invitado de honor, que se hacía también presente en ese preciso momento. Otro Gustav se añadía a la velada. Era Gustav Mahler, el gigante, compositor y director de la Opera Imperial de Viena.
Gustav, el pintor, abandonó la partida esa misma noche.

Gustav Mahler tenía a la sazón 41 años. Estaba soltero y, como director de la Opera y de la Filarmónica de Viena, se encontraba en la cúspide de su fama y prestigio internacional. La fascinación entre Alma y el nuevo Gustav fue mutua e inmediata. Tras dos encuentros posteriores a la velada --Gustav la invitó a un ensayo y luego a la representación de una ópera de Gluck-- el compositor le declaró sus sentimientos con palabras insólitas: "No es fácil casarse con un hombre como yo. Soy libre y debo seguir siéndolo". Como pocos, Gustav logró casarse con su propia Alma. Contrajeron matrimonio muy poco después, el 9 de marzo de 1902.

Gustav Mahler, en 1899
(1860 - 1911)
Pero no todo había sido siempre así de simple para Mahler. Veinte años antes, en los inicios de su carrera, Gustav había sido contratado para dirigir opereta en un pequeño teatro en la Alta Austria, pero el puesto tenía sus bemoles, según nos cuenta la propia Alma, en su diario:
"El padre de la Zwerenz, la prima donna, le nombró director de la orquesta... pero en un sentido muy especial... Sus deberes consistían en poner la música en los atriles antes de cada representación, limpiar el polvo del piano y recoger nuevamente la música después de cada función. En los intervalos debía pasear a la pequeña Mizzi Zwerenz en su cochecito, alrededor del teatro".

No fue un comienzo glamoroso, desde luego. Y quizás Alma exagera un poco. Lo que no puede negarse es que es de la mano de Alma –quien sacrificó sus propio interés creador en pro de la carrera de su esposo– que Gustav Mahler avanzó todavía más en su carrera alcanzando la cima pocos años después, al ser contratado para hacerse cargo del Metropolitan de Nueva York, en la temporada 1907-1908.

Quinta Sinfonía - Adagietto
Nueve sinfonías compuso Mahler, más una décima que quedó inconclusa. El mismo año de su unión con Alma comenzó a componer la quinta sinfonía y la terminó –es un decir pues sufrió innumerables modificaciones posteriores– en 1902 en su refugio de Maiernigg, junto a un lago. Consta de 5 movimientos. El cuarto movimiento es probablemente el que la ha hecho célebre, el famoso Adagietto para arpa y cuerdas, que Lucchino Visconti en su película Muerte en Venecia, de 1971, elevó casi a la categoría de personaje al hacerla acompañar gran parte de la historia.
La versión es de la Lucerne Festival Orchestra, dirigida por Claudio Abbado.

 

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martes, 6 de septiembre de 2011

Rachmaninof: Concierto piano N° 2


De origen aristocrático, Vasili Arkadievich Rachmaninof se incorporó a los 20 años a uno de los regimientos más distinguidos de la Guardia Imperial rusa. Pero no por ello dejó de pasarla bien. Hombre de carácter alegre y expansivo, no se tomó mucho tiempo para dilapidar la fortuna a la que había accedido al casarse ventajosamente con una heredera de vastas tierras. Poco antes de abandonar a la familia en la única propiedad que había sobrevivido al despilfarro, Vasili Arkadievich, que no por nada había escrito una polka cuando joven, reparó en que su hijo Sergei estaba suficientemente dotado como para iniciar estudios musicales serios.


En efecto, el pequeño Sergei había dado muestras de su talento a los cuatro años acompañando al piano a su abuelo materno en piezas para piano a cuatro manos. Tres años más tarde, una pianista graduada del conservatorio de San Petersburgo, especialmente contratada, será la encargada de dirigir y acompañar los primeros pasos del futuro compositor, quien finalmente recibirá su diploma de graduación en el Conservatorio de Moscú, a los 20 años de edad, en 1893.

Sergei Rachmaninof obtuvo un éxito temprano. Recién egresado del conservatorio, estrenó una ópera que gozó de inmediato de la admiración y apoyo de su compatriota Piotr Ilich Tchaikovski. Cuatro años después, y luego de una exitosa gira por toda Rusia, Sergei creyó estar en condiciones de abordar la composición de una sinfonía, su primera sinfonía. En mala hora, porque la sinfonía fue abucheada en su estreno por el público y luego vapuleada por la crítica.

Rachmaninof (1873 - 1943),
pintura de 1940
La decepción de Rachmaninof fue enorme. Al punto de que sus amigos, temiendo seriamente por su salud psíquica lo pusieron en manos de un famoso médico que a punta de autosugestión e hipnotismo logró sacarlo de la postración anímica. Luego de un largo tratamiento, recién en 1900, Sergei se sintió con ánimo de volver a componer y comenzó a trabajar en su segundo concierto para piano, del que ya tenía acabado el primer movimiento.

Un reconocido crítico de la época relata que por esos días Rachmaninof tuvo la oportunidad de escuchar a su fiel amigo y condiscípulo Nikita Morozov, entonando al piano un tema bellísimo de su propia autoría. Tal fue la conmoción que la melodía provocó en Sergei que, con gran admiración y no sin cierta congoja, le confesó a su amigo: "He aquí un tema del que me hubiese gustado ser autor". Morozov, amigo de toda una vida, no dudó ni un segundo en responder: "¡Bueno! ...y si te gusta tanto ¿por qué no lo utilizas como si fuera tuyo?"

Ni corto ni perezoso a la vez que rebosante de gratitud, Sergei Vasilievich incorporó a la composición en que trabajaba el tema que finalmente la haría célebre. La melodía de Morozov es el lírico canto que hace su primera aparición en el minuto 25:47 (tercer movimiento) del concierto para piano y orquesta N° 2, en la versión de la pianista rusa Anna Fedorova, acompañada de la Nordwestdeutsche Philharmonie.

Movimientos: Moderato / Adagio sostenuto 11:38 / Allegro 23:50


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