martes, 2 de octubre de 2018

Mozart: Cuarteto "Disonancia", K 465


"... El señor Joseph Haydn y los dos barones Tinti nos visitaron el sábado. Escuchamos los nuevos cuartetos, pero solo los tres más recientes, los que compuso en adición a los otros tres que ya tenemos; es verdad que son un poco más "fáciles", o "ligeros", pero están espléndidamente compuestos. El señor Haydn me dijo: 'Le digo ante Dios, y le doy mi palabra de honor, que su hijo es el más grande compositor que yo haya conocido, personalmente, o de nombre. Tiene gusto, y un gran talento para la composición...".
Con estas palabras, Leopold Mozart, de visita en Viena, relataba a su hija Nannerl en febrero de 1785 la impresión que en Haydn habían causado los últimos tres cuartetos de Wolfgang.
En unión con los tres anteriores que Leopold menciona, Mozart los envió a Haydn el 1 de septiembre de 1785, ofrendados a él mediante una afectuosa carta en la que le transfería "todos mis derechos sobre ellos".


Conocidos hoy como los "cuartetos Haydn", fueron compuestos entre 1782, año del arribo de Mozart a Viena, y 1785. El Cuarteto en Do mayor, llamado popularmente "de la disonancia", es el último de la serie, terminado el catorce de enero de ese último año y, según señala Leopold, uno de los que se escucharon en la velada que contó con la presencia de Haydn.

El apelativo hace referencia a los pasajes iniciales del primer movimiento y, como es usual en lo que a apelativos toca, no tiene nada que ver con Mozart. Tampoco tiene que ver con una ocurrencia armónica capaz de destrozar los oídos del auditor. La "disonancia" se escucha en los primeros compases del movimiento inicial y consiste en una progresión de acordes sobre una "nota pedal" llevada por el cello. Quizá no era un recurso muy socorrido en la época pero cumple enteramente con las reglas de la armonía del siglo dieciocho.

Opiniones encontradas
Pero también se cuenta que más de un berrinche provocó en uno que otro distinguido aristócrata, que le llevó a romper la partitura en mil pedazos. Tampoco faltaron intérpretes respetables que devolvieron la obra a la casa editora, con correcciones, de su puño y letra. Sin embargo, el mismísimo dedicatée de los seis cuartetos, Joseph Haydn, señaló con toda discreción que si así lo había escrito Mozart, así debía ser.

Lo que Mozart se propone es sencillamente crear una deliberada sensación de ambigüedad. Nos mantiene en la niebla, en lo oscuro, lo brumoso, durante los primeros compases, hasta que asoma el familiar acorde de Do mayor, y el alma nos vuelve al cuerpo.

Cuarteto No 19 en Do mayor, K 465, "Disonancia" - Movimientos
Como es habitual para un cuarteto de cuerdas, sus movimientos son cuatro, con dos movimientos calmos enmarcados por dos allegros. La obra dura poco menos de treinta minutos.

00:00  Adagio - Allegro
10:00  Andante cantabile
17:30  Menuetto. Allegro - Trio
22:44  Allegro molto

La versión es del Cuarteto Gewandhaus, en el elegante y sofisticado ambiente del Rammenau Baroque Castle, in 2005.



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