domingo, 6 de noviembre de 2011

Beethoven: Sonata N° 7 - Opus 10 No 3


Muchos años después de la muerte de Beethoven (1827), las autoridades municipales de Viena decidieron derribar un viejo teatro donde el maestro habia tocado el piano. Se cuenta que al finalizar la última representación, los vieneses permanecieron de pie un buen rato, llorando, emocionados.
Viena le había declarado hijo adoptivo en 1815, pero alrededor de 1880, su música resultaba algo extremada, o demasiado singular para el gusto de los vieneses de la época. Beethoven, por su parte, no tenía una buena impresión de los vieneses, al menos así fue durante los primeros años luego de haberse instalado en la capital del imperio, en 1793. Así, llegó a escribir, por ejemplo:
"Estos vieneses no valen nada, desde el emperador hasta el último limpiabotas. ¿Cómo puede uno integrarse en este país? Los vieneses son gente sin corazón. No hay un solo hombre honrado en la decadencia general de Austria. Sólo las circunstancias me retienen aqui, donde todo está sucio y arruinado. Todos son ladrones, de lo más alto a lo más bajo de la escala social..."
Viena, vieneses y vienesas
En otra ocasión, mostró su decepción con los grupos liberales que saludaban con gran entusiasmo la revolución francesa en momentos en que las cortes europeas observan con horror el desarrollo de los acontecimientos en la Francia revolucionaria:
"esta gente solo piensa en reír, beber y danzar... mientras tengan cerveza y salchichas, aquí no habrá revolución..."
En aparente contradicción con este pensamiento, amén del grupo de sus alumnos escogido con pinzas de entre lo más selecto y acomodado de la sociedad vienesa, Beethoven contaba con un pequeño pero conspicuo círculo de amistades de alto linaje, entre quienes se contó, entre los años 1797 y 1803, un alto oficial del Servicio Imperial Ruso en Viena, a cuya esposa, Anne Margaret von Browne, el maestro dedicó las tres sonatas del Opus 10, compuestas alrededor de 1798.



La sonata N° 7, Op. 10 N° 3, es la más extensa del trío. Dura alrededor de 24 minutos y es la única que tiene cuatro movimientos:
00       Presto
05:20  Largo e mesto (quizá uno de los movimientos lentos más bellos de Beethoven)
15:29  Menuetto: Allegro
18:04  Rondo: Allegro

La versión es del pianista estadounidense Eric Zuber.

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