lunes, 30 de noviembre de 2015

Béla Bartók: Música para cuerdas, percusión y celesta



Poco después de graduarse del Conservatorio de Budapest en 1901, el compositor, aclamado pianista, educador y etnomusicólogo de origen húngaro Béla Bartók, entonces de 20 años, se embarcó con su amigo, colega y connacional Zoltán Kodály, en uno de los más notables estudios de campo en la historia de la etnomusicología. Juntos, recorrieron Hungría y las regiones vecinas, recopilando cientos de auténticas melodías y ritmos populares. Este interés de Bartók por la música folklórica de Europa Oriental no disminuirá con los años, por el contrario, se mantendrá por décadas ejerciendo una influencia decisiva en su lenguaje musical, especialmente desde el punto de vista rítmico.

Béla Bártok, de 20 años
(1881 - 1945)
Brillante pianista, al exilio
La carrera profesional de Bartók, sin embargo, no se vio circunscrita a la composición y a la investigación etnomusical. Su extraordinaria habilidad como pianista le reportó una muy merecida fama, aunque acotada a su país natal, por un tiempo. Más tarde, el éxito que cosechará como concertista en la Europa de los años 20 se verá ensombrecido por las dificultades que comienzan a surgir en la delicada atmósfera política de la Hungría de aquellos años. Para la década del treinta, el fantasma del fascismo se muestra cada vez más siniestro, y el compositor decide emigrar, luego de rehusarse a tocar en Alemania. En octubre de 1840 se embarca junto a su esposa hacia los Estados Unidos. Allí morirá en Nueva York, ya terminada la guerra, el 26 de septiembre de 1945.

Obra orquestal
Curiosamente, los años previos al estallido de la Segunda Guerra Mundial constituyen una etapa de gran productividad en lo que atañe a la construcción de su catálogo orquestal. De esos años son su Concierto No 2 para violín, el Divertimento para orquesta de cuerdas, la Sonata para dos pianos y percusión, y la pieza que se constituirá en una de sus obras maestras indiscutibles: la Música para cuerdas, percusión y celesta, de 1936.

El piano, instrumento de cuerdas percutidas
Escrita para su amigo y admirado director suizo Paul Sacher, la obra explora con gran refinamiento y maestría los conceptos musicales que Bartók venía desarrollando desde mediados de los años veinte, especialmente las posibilidades percusivas del piano, incorporado aquí a la masa orquestal en su carácter de instrumento de cuerdas percutidas. La obra es originalísima en su sonoridad, proporcionada por la presencia de un doble grupo de cuerdas y la inclusión de instrumentos de teclado y percusión raramente usados en conjunto, amén de las altas exigencias a la percusión, incluido un glissandi del timbal al inicio del Adagio.
En la cultura popular, destaca la utilización de este movimiento, el adagio, en la película El Resplandor, de Kubrick.

Movimientos:
00       Andante tranquillo
06:58  Allegro
14:30  Adagio
21:44  Allegro molto

La versión es de la Colorado College Music Festival Orchestra, conducida por Scott Yoo.


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2 comentarios :

  1. Nunca había escuchado esta maravilla de Bartok, pero cuando la disfruté con la Filarmónica de Berlín y dirección de Mariss Jansons, quedé impresionado. Muchas gracias por esta versión. Saludos de Juan Disante

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    1. Hola, Juandisante: Por cierto, la obra es una maravilla. Yo jamás la he escuchado en vivo. Te envidio. Saludos y gracias por tu comentario.

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