miércoles, 27 de mayo de 2015

Christoph W. Gluck: Orfeo y Eurídice / "Danza de los espíritus bienaventurados"



No obstante haber gozado de amplio reconocimiento durante su vida como autor de óperas y música para la escena, el compositor alemán Cristoph Willibald Gluck, nacido en Erasbach en 1714, es hoy prácticamente un desconocido para "el gran público". Sus obras son representadas con poca frecuencia, no obstante reconocerse en él al gran reformador del género operístico, al propugnar y establecer un nuevo equilibrio entre música y drama. Apartándose del modelo italiano, pródigo en fiorituras y gorgeos escalofriantes, Gluck abolió para siempre la estricta separación entre recitativos y arias, dotando a la música de la capacidad para mantener un flujo ininterrumpido de la acción dramática.

Christoph W. Gluck (1714 - 1787)
Los primeros elementos de reforma se manifestaron en su obra Orfeo y Eurídice, de 1762, aunque aquella no estuvo completa sino hasta la traducción de la obra al francés, en 1774 (dedicada, de paso, a Maria Antonieta), al sustituir al castrato por un tenor en el papel de Orfeo, entre otras importantes modificaciones.
Como era de costumbre para la época –y especialmente para Gluck–, la obra echa mano de la mitología griega, recreando el mito de Orfeo, que en pocas palabras, va como sigue, si bien, para complacer al público vienés, en su época la obra contó con final feliz.

El mito de Orfeo
El pastor Orfeo, de Tracia, tocaba la lira de manera sublime, de modo que no le costó nada encantar con su música a su amada Eurídice quien, para desgracia de Orfeo, morirá pronto a causa de la mordedura de una serpiente. Atormentado por el dolor, el pastor, hijo de una musa y un dios, se las arregló para llegar hasta el Hades, el lugar de los muertos, para lo cual tuvo que encantar con su música al can Cerbero, el perro de tres cabezas encargado de resguardar las puertas del mundo de las sombras. Una vez dentro, solicitó humildemente al rey y la reina de los muertos que le permitieran regresar con Eurídice al mundo de los vivos. Comoquiera que acompañó la solicitud con el canto de su lira, obtuvo rápidamente el consentimiento pero con una condición: regresaría al mundo de la luz llevando de la mano a Eurídice pero sin volver jamás la cabeza atrás. Así lo hizo, hasta que lo asaltó la duda de que lo hubiesen engañado. Y entonces se dio la vuelta, solo para ver que Eurídice desaparecía ante sus ojos, con los brazos extendidos.

Danza de los espíritus bienaventurados
Estructurada en tres actos, la ópera tuvo su estreno en el Burgtheater de Viena el 5 de octubre de 1762, con ocasión del día santo del emperador Francisco I. Un breve ballet que acompañaba la segunda escena del acto II en la versión original, se convirtió en una danza en la versión francesa de 1774, de cuatro movimientos, que contiene un hermoso solo de flauta, la Danza de los espíritus bienaventurados, que aquí se presenta en versión orquestal (solo audio) a cargo de la Orquesta Filarmónica de Budapest, dirigida por Andras Korodi.


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3 comentarios :

  1. Gluck es uno de esos compositores no tan conocidos como debieran,fue un auténtico genio, gozaba de una inspiración melódica siempre afortunada, y no lo digo por esta danza que desde luego es espléndida sino por otros muchos y extraordinarios números que jalonan sus óperas, un compositor que nunca decepciona ni decae en su inspiración. Yo tengo "Orfeo y Euridice" descargada en el celular con subtítulos en español ya que no entiendo francés, gran problema el del idioma en la ópera.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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  3. Hola, Daniel: Acertadísimo comentario. Muchas gracias. Un saludo.

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