sábado, 3 de marzo de 2012

Beethoven: Concierto para piano y orquesta N° 1 - Allegro con brio


El concierto para piano y orquesta N° 1 de Beethoven es una de aquellas obras para solista y orquesta que permite que el solista, en este caso el pianista, llegue atrasado a la función. Si se quedó dormido o si el tráfico estaba insoportable, no importa, porque la orquesta puede comenzar sola, sin su participación, que sólo será requerida en el minuto tres o, más tarde todavía, si director y pianista han acordado un tempo más lento que el habitual.

Cuando esto ha sucedido –de todo hay en la viña del Señor– el público, atónito, ha debido atender durante los tres primeros minutos a una orquesta huérfana cuyos músicos, inquietos, miran hacia todos lados con la esperanza de que aparezca el pianista al menos en el minuto 2:59. La última vez que esto ocurrió, se vio al artista avanzar agazapado con las piernas recogidas por el pasillo que deja la separación entre los primeros y los segundos violines. Cuando alcanzó la banqueta, se irguió, saludó al director con un guiño, y luego, dirigiéndose al público, hizo una pequeña reverencia, juntando las palmas de sus manos. Luego se sentó y atacó su parte, sin dilación.

Y si de anomalías se trata, el concierto N° 1 en do mayor no es el primero que compuso Ludwig. Le anteceden el concierto N° 2 y un bosquejo de otro en mi bemol, que nada tiene que ver con el concierto Emperador. Compuesto en 1797 –Beethoven lleva establecido en Viena ya cuatro años, encantado de la vida– la primera presentación oficial del concierto ante el público vienés ocurrió recién en abril de 1800, un viernes por la tarde, con un joven Ludwig treintañero como solista y director. El programa incluía la Primera Sinfonía y el Septimino, además de una sinfonía de Mozart y selecciones del oratorio La Creación de Haydn.

El concierto está estructurado en tres partes, al mejor estilo clásico:
– Allegro con brío
– Largo
– Allegro scherzando

Escuchamos el primer movimiento, allegro con brío que, como ya se señaló latamente, comienza con una larga introducción de la orquesta presentando dos temas, ágil y brioso el primero, que en el minuto 1:30 da paso a un segundo tema más lírico.
La cadenza del concierto, es decir, aquella sección destinada a que el solista muestre su virtuosismo o habilidades para la improvisación, pareciera ser, en este caso, la que escribió el propio Beethoven.

La versión es de Krystian Zimerman, al piano y conduciendo.



.... continuará ...

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10 comentarios :

  1. Hacia el minuto 3:20, me sorprende el desplazamiento que hace el interprete desde el sector derecho del piano hacia las notas bajas. Mi sorpresa es la del ignorante que nada sabe de la música docta, y el asombro que me sacude es el de observar como la mano derecha avanza hasta un instante en que la mano izquierda del interprete continua con la construcción de la música. Pido perdón por emplear palabras que son un tanto rudas el referirme a la música, no nací el cuna de algodones como la gente que trabaja con la música, pero algo de oído tengo. Es bonito este blog.

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  2. Respuestas
    1. Gracias por tu comentario, Mauricio. Ya vienen el segundo y tercer movimientos.

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  3. Muy bueno, como siempre Dago nos entregas conocimiento y hermosas interpretaciones felicitaciones

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  4. Qué bueno, Alvarito. Gracias por tu comentario.

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  5. Hola, Unknown: Gracias por tu comentario. Saludos.

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  6. Sin palabras, como todo lo musical de Beethoven. Es Único!!!

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