S. XX



Una diversidad de estilos
Los cambios notables en el estilo musical que se produjeron alrededor de 1900 constituyeron un punto de inflexión en la historia de la música occidental comparable a la dramática transformación de principios del siglo XIV, o XVII. Pero nunca antes el cambio había sido tan rápido, ni tampoco se había visto tal diversidad de estilos resultantes.

Las últimas décadas del siglo XIX fueron testigo de lo que podría denominarse la dispersión del romanticismo, cuando diferencias significativas con respecto al vocabulario musical vigente aparecieron en las obras de algunos compositores nacionalistas, y sobre todo en el estilo impresionista representado en Francia por Claude Debussy y Maurice Ravel.

Impresionismo (c. 1880 - 1925)
Los patrones rítmicos amorfos, la escala de tonos enteros, el concepto de libre relación de armonías adyacentes, y las texturas caleidoscópicas del impresionismo musical constituyeron la manifestación en música del movimiento estético en boga en pintura y literatura. El equivalente del color fue el "timbre", que a partir de Debussy y Ravel comenzó a ser visto como un parámetro orquestal de primer nivel, que debía cultivarse por sí mismo.

En obras orquestales como La mer de Debussy o Daphne et Chloe de Ravel, la combinación inusual de instrumentos es una característica común que otorga a las obras un especial sonido "colorista" que abrirá nuevas posibilidades a los compositores posteriores. Incluso en trabajos para piano solo, como en los Preludios de Debussy, se exploraron nuevas posibilidades tímbricas mediante el uso de los registros extremos. Otras figuras asociadas al movimiento incluyen a Erik Satie, Paul Dukas, y el español Manuel de Falla.

Arnold Schoenberg (1874 - 1951)
Periodo "moderno" (c. 1910 - 1945)
Los trabajos experimentales de Arnold Schoenberg e Igor Stravinsky alrededor de 1910 anunciaron una nueva época en la música. Schoenberg fue el pionero, luego que su adopción de los ideales del movimiento Expresionista –al igual que el Impresionismo, un desarrollo estético compartido por otras formas de arte– se tradujera en un rechazo a los conceptos tradicionales de consonancia y disonancia, así como el de tonalidad, conduciendo al desarrollo de la atonalidad y del dodecafonismo (en el que se “serializan” los 12 tonos de la octava, dándoles una relación de orden).

El estilo revolucionario de Stravinsky, indistintamente llamado "dinamismo", "barbarie", o "primitivismo", se concentró en el desbalance métrico y en la disonancia percusiva, implantando una década de experimentación extrema que coincidió con la Primera Guerra Mundial, en un período de gran agitación política y social.



Neoclasicismo. En contraste con los experimentos de Schoenberg y Stravinsky durante la segunda década del siglo, otra línea de demarcación apareció alrededor de 1920 con un retorno generalizado a los ideales estéticos del siglo XVIII. Bajo el liderazgo del mismo Stravinsky, de Paul Hindemith, Béla Bartók, y Sergei Prokofiev, entre otros, los compositores más destacados accedieron a un período neoclásico caracterizado por la moderación del contenido emocional, una simplificación de los materiales, estructuras y texturas, una mayor atención a la artesanía, y un renacimiento del interés por el contrapunto lineal antes que instrumental o de color armónico.

El énfasis barroco en el contrapunto así como el formalismo clásico se vestían ahora del lenguaje melódico, armónico, rítmico, tonal y orquestal del siglo XX. Sin embargo, los seguidores del Expresionismo de Schoenberg, especialmente Alban Berg y Anton von Webern, se mantuvieron al margen del movimiento neoclásico y continuaron ocupados con las técnicas seriales.

El neoclasicismo se mantuvo como la tendencia dominante durante todo el período comprendido entre 1920 y la Segunda Guerra Mundial, al tiempo que las técnicas experimentales introducidas durante la revolucionaria segunda década del siglo eran gradualmente refinadas, modificadas, y asimiladas en el vocabulario musical reconocido.

Pablo Picasso. Los tres músicos (1921)

Al mismo tiempo, la experimentación siguió su camino junto a un conservadurismo tenaz que se hacía eco de los ideales y estilos románticos. El nacionalismo también continuó su desarrollo, alcanzando en algunos países un nivel nunca alcanzado durante el siglo XIX.

Periodo "contemporáneo"
Después de la Segunda Guerra Mundial las dos posturas artísticas principales tendieron a la fusión cuando los seguidores de Webern llevaron la composición serial a extremos tan rigurosos que su artesanía y orientación intelectual sugerían más bien Clasicismo que Expresionismo. Poco después, Stravinsky, el decano del grupo neoclásico, comenzó a experimentar con el serialismo. Desde entonces, la música de vanguardia ha venido empleando las técnicas que el desarrollo tecnológico en electrónica ha hecho posibles.

György Ligeti (1923 - 2006)
Una joven generación post-guerra liderada por Pierre Boulez, György Ligeti, Luciano Berio, Karlheinz Stockhausen, adoptó como punto de partida el lenguaje abstracto y puntillista de Anton Weber y pareció disfrutar del creciente cisma entre compositor y audiencia, buscando refugio en el mundo académico o en festivales ad hoc de música moderna desperdigados por Europa. Las nuevas tecnologías vinieron en su apoyo facilitando la experimentación y abriendo paso a la música electrónica.

La composición electrónica. Desde alrededor de 1950, dos grupos líder comenzaron a experimentar con música electrónica, uno en Colonia y el otro en París. Al trabajo de este último grupo se le conoce como musique concréte en reconocimiento al principio que hace que los sonidos grabados preexistentes, o "concretos", sirvan de base a todas las sonoridades de la obra terminada. Los sonidos básicos, que pueden derivarse de cualquier fuente –musical, natural o mecánica– son modificados electrónicamente y dispuestos en cualquier combinación y sucesión adecuadas a los propósitos del compositor.

Stockhausen (1928 - 2007), en su laboratorio
Por su parte, el grupo alemán liderado por Stockhausen, se ocupaba de una forma más pura del medio generando sus sonidos básicos eléctricamente en lugar de ser registrados desde fuentes externas a los aparatos electrónicos. Los dos enfoques comparten un nexo de unión con la música del pasado: todos los sonidos tienen tono, intensidad, duración y calidad. Todos los demás conceptos de organización musical han sido descartados, incluyendo la necesidad de un intérprete.

Las composiciones electrónicas solo existen en cinta (o disco), y se accede a ellas por un sistema de altavoces. Esta “deshumanización” de la música ha sido llevada más allá mediante el uso de las matemáticas e incluso de los ordenadores para determinar la naturaleza de los materiales sonoros –ya sean electrónicos o producidos por medios más convencionales– y su organización.

John Cage (1912 - 1992)
En el otro extremo se encuentra la música aleatoria, "controlada" por el azar, en la que al intérprete se le permite elegir la forma y el orden de presentación de los materiales incluidos, o simplemente sugeridos, por el compositor. Uno de sus más arrebatados representantes es el norteamericano John Cage, autor de la pieza en tres movimientos titulada 4'33, cuya partitura solo contiene el término tacet, que indica que el instrumentista debe guardar silencio.

Es imposible arribar a una descripción completa y objetiva de un movimiento cultural mientras éste está en desarrollo; sólo un cierto periodo de tiempo puede proporcionar la perspectiva necesaria. Debe reconocerse, sin embargo, que la música nunca antes pasó por una fase más anárquica que durante el siglo XX.
La enorme cantidad y diversidad de diferencias estilísticas ha imposibilitado designar característicamente la primera mitad del siglo, y tampoco la segunda, porque está claro que los músicos del futuro necesitarán los términos "moderno" y "contemporáneo" para sus propios tiempos.

Y no obstante el eco mediático del que alguna vez gozaron los experimentos más radicales, la mayoría de los compositores reconocidos continúan por la senda moderada establecida en las décadas de 1920 y 1930. Y, si se puede confiar en las lecciones de la historia, la mayor parte de la música continuará absorbiendo aquellas nuevas técnicas que contribuyan a la expresividad y la comunicación mientras descartará lo meramente novedoso y sensacional, por lo que la historia de la música seguirá siendo una evolución más que un proceso revolucionario.

Fuente: Tomado de Encyclopaedia Britannica, edición 1984, en traducción libre, y aumentada.

7 comentarios :

  1. Me parece magnífico tu trabajo, estupendas audiciones y las audiciones son estupendas.
    Gracias, te telicito.

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  2. Perdón, me refería a toda la información, también los análisis y las audiciones recomendadas.

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  3. Hola, Carmen: Muchas gracias por tus elogiosas palabras. Mis saludos, y gracias otra vez.

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  4. Muchísimas gracias por esta maravillosa web.

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    1. Hola: Muchas gracias a ti por el comentario. Saludos.

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  5. Interesante tu exposición. No obstante creo que falta una de las figuras más genuinas del siglo XX. Se trata de Olivier Messiaen (1908-1992). Su basta obra le convierte en el Bach del siglo XX. El cuarteto de cuerdas "Quatuor pour la fin du temps" es sencillamente impresionante. También lo son las obras para órgano. Su ópera "Saint Françoise d'Assisse" es quizás la más grande obra del siglo XX. El lenguaje de Messiaen, basado en el canto de los pájaros, es muy original. Saludos.

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    1. Hola: Es verdad que aquí no se le menciona (es una brevísima síntesis), pero está aquí: https://labellezadeescuchar.blogspot.com/2014/11/olivier-messiaen-cuarteto-para-el-fin.html
      Saludos y muchas gracias por la inquietud y el comentario.

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