miércoles, 19 de marzo de 2014

Beethoven: Sonata op. 14 N° 2 / Breve guía audición



Ludwig van Beethoven tenía 24 años cuando acudió donde Antonio Salieri, maestro de capilla de la corte, renombrado director de ópera y presunto envenenador de Mozart, para que el maestro italiano le diera lecciones. Ludwig llevaba algo más de un año instalado en Viena, tras la muerte de su padre a fines de 1792. Su madre había muerto cinco años antes, y la desaparición del padre le llevó a comprender que ya no tenía atadura alguna con Bonn, su ciudad natal.

En busca de maestros
Asentado, pues, en Viena, a principios de 1793, el joven Ludwig intentará adquirir una mayor base técnica en base a las lecciones que algún renombrado maestro vienés pueda proporcionarle. Su primer intento, desde luego, fue con Joseph Haydn, cuarenta años mayor. No sólo la diferencia de edad contó. La incompatibilidad de caracteres era enorme y las lecciones con el maestro no duraron más allá de unos cuantos meses. Luego, intentará con Albrechtsberger, una eminencia en el arte del contrapunto, con quien se comportó más tolerante, siguiendo sus preceptos por algo más de un año. Entre 1793 y 1794 frecuentará asimismo a otro famoso pedagogo de la época, Johann Schenk. Ninguno lo satisface.

Antonio Salieri (1750 - 1825)
El maestro Salieri
Curiosamente, será con el calumniado Antonio Salieri con quien Beethoven tendrá la relación maestro-alumno más prolongada. Y no lo decimos solo por las habladurías en torno al compositor italiano, sino porque Salieri era un músico orientado hacia la ópera y, hasta donde sabemos, Beethoven compuso solo una. Sin embargo, atenderá a sus enseñanzas por espacio de más de ocho años, desde 1794 hasta 1802. Incluso, posteriormente, no faltó la oportunidad en que el maestro de Bonn solicitó el consejo del músico italiano. Todo ello no impedirá que más tarde, ya respetado y célebre, ante la reiterada pregunta por los maestros a quienes algo debía, Beethoven responda, un poco soberbio aunque tal vez sólo molesto: "Soy alumno de Sócrates y de Jesucristo".

Sonata en sol mayor, op. 14 N° 2
Publicada en 1799, fue compuesta probablemente el año anterior. Descrita por el pianista y musicólogo Donald Tovey como "una pequeña y exquisita obra", sienta una distancia enorme con la sonata más famosa que la precede, la romántica e intensamente dramática "Patética" (opus 13). Cabe preguntarse entonces si en su creación Salieri no habrá intervenido de algún modo para apaciguar los ánimos, sugiriendo a Beethoven un retorno estético al clasicismo puro, estilo Haydn.



Movimientos
Son tres, estructurados al modo tradicional, rápido - lento - rápido, si bien el scherzo, que por lo general es un movimiento interior, Beethoven decidió aquí ubicarlo al final.
La versión es de la pianista francesa Maroussia Gentet.

00:00  Allegro  El tema principal comienza con el acento rítmico en mitad de compás, lo que produce cierta confusión en el oyente pues le dificulta llevar la métrica de la pieza durante los primeros segundos. Un breve giro lleva la acentuación al inicio del compás, en 00:25. El movimiento contiene tres temas claramente distinguibles, presentados sucesivamente: el que acaba de comenzar, el segundo en 00:54 y el tercero en 1:26. El movimiento avanza luego por los cauces acostumbrados, en su desarrollo y recapitulación.

07:32  Andante  Tema y variaciones. No obstante tratarse del movimiento lento, comienza con un motivo marcial, algo presumido. Le seguirán tres variaciones. Finaliza con el expediente usado por Haydn en su sinfonía "La Sorpresa": las damas presentes despertarán si están dormidas, si no lo están, soltarán un aullido ante el acorde final en do mayor, fortissimo, completamente inesperado.

12:49  Scherzo - allegro assai  Comienza con un ágil tema que en su desarrollo hará uso de un amplio rango del teclado. Un motivo contrastante aparecerá en 13:47. Los estudiosos ven aquí un scherzo en forma de rondó. Al parecer, Beethoven usó el término scherzo en un sentido lato, es decir, para señalar el clima vivo y alegre que identifica a este pequeño trozo que dura apenas tres minutos, y que finaliza con una cuota de fresco humor, en la parte más baja del teclado (en tiempos de Beethoven).
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5 comentarios :

  1. Efectivamente una joya.
    Lo de Salieri como presunto envenenador de Mozart..un infundio gratis.Parece que se murió de algo bastante más pedestre, hepatitis o algo por el estilo (Mozart claro, de la muerte de Salieri no tengo idea).

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  2. Hola, Maria Cecilia sin acento en la i de María. Un gusto tenerte por aquí otra vez.
    Efectivamente, Mozart se murio solo, es decir, no envenenado por Salieri ni por ningún otro. Pero entre los "enemigos" de Mozart que Leopold, el padre, veía desde Salzburgo, precaviendo a su hijo contra ellos, estaba Salieri en primera fila. Los típicos celos entre artistas, supongo, nada más.
    Muchas gracias por tu comentario. Y no te pierdas. Saludos

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  3. Deseo referirme a lo que sigue. El señor que edita este blog, hace cargo a quien escuche el comienzo de esta sonata 14 de,... El tema principal comienza con el acento rítmico en mitad de compás, lo que produce cierta confusión en el oyente pues no es capaz de llevar la métrica de la pieza durante los primeros segundos. Al hacer esto, creo, menosprecia la capacidad del escucha diciendo que este oyente puede tener cierta confusión. En vez de achacarle al oyente cierta incapacidad, que tiene todo el derecho de tenerla, le explica al lector-escucha de este atinado blog los procedimientos claves y las operaciones empleadas por L.B. en la pieza. Eso no más. Atentamente. El inversionista.
    Debo decir que prefiero mantener mi anonimato por razones de seguridad.

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  4. Maravillosa sonata y, nada que decir, espectacularmente interpretada por Daniel. Le perdonaremos el desprecio aquel -que ambos conocemos- siendo nobles y reconociendo su virtuosismo. Besitos...

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  5. Queca: Un gusto tenerte por aquí nuevamente. Y ya no me acordaba, pero algún día tendré que contar aquí lo de aquella velada, cuando Daniel me hizo "la desconocida". Pero él sabe, y esta entrada (y varias más) lo confirman, que no le tengo rencor y que, al igual que tú, sigo admirando su talento.

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