domingo, 16 de septiembre de 2012

Brahms: Intermezzo para Clara



Johannes Brahms tenía veinte años cuando conoció a los Schumann, en visita a su casa en Düsseldorf. Robert Schumann y su esposa Clara lo recibieron con el cariño que acostumbraban, escucharon su música y lo alentaron a seguir componiendo. Robert, que por esa época dirigía una revista musical, elogió a Brahms escribiendo: "he aquí un elegido" en un artículo de octubre de ese año 1853, un hecho afortunadísimo, pues el sentido de realidad estaba a punto de decir adiós al compositor Robert Schumann. En marzo del año siguiente, fue internado en un manicomio, del que no saldrá sino hasta su muerte, dos años más tarde.

Johannes Brahms (1833 - 1897)
De modo que la tradición que señala que a partir de ese encuentro Brahms inició una larga amistad con los Schumann, debe ser relativizada. Si hubo una amistad prolongada fue con Clara Schumann, a quien Brahms continuó viendo, apoyando y protegiendo por muchos años.

Con Robert el cariño no fue menor, pero sus encuentros se dieron en el Sanatorio, en los escasos momentos de lucidez de Robert, encuentros que posteriormente Brahms se encargaba de relatar pormenorizadamente a Clara, que no podía ver a su marido pues los médicos desaconsejaban su visita.


Clara Schumann (1819 - 1896)
Clara Schumann, notable pianista, de virtuosismo paralelo al de Liszt o Thalberg, y que tal como ellos, estaba permanentemente en gira por toda Europa, era catorce años mayor que Brahms. A partir de 1854, año del encierro de Robert, el joven Brahms comenzó a pasar largas temporadas en casa de Clara y, pese a la diferencia de edad, forjaron una relación de la que hasta hoy se desconoce si fue más allá de la amistad, y que va a durar hasta la muerte de ella, un año antes que la del embelesado Johannes.

En sus últimos años, Brahms acentuó el mal comportamiento que estilaba ante las mujeres, a quienes, al menos en público, simulaba mirar por encima del hombro. Pero ese era Brahms, el individuo. El artista Brahms seguía siendo el muchacho sensible, tierno y delicado que conoció Clara, en cuya compañía, exclusivamente, podían aflorar el hombre y el músico de manera simultánea.

Así lo muestran las Seis piezas para piano –cuatro intermezzi, una balada y una romanza–, compuestas en la etapa final de su vida, en 1892, y dedicadas a Clara Schumann, como buena parte de su obra. Con una exitosa carrera cumplida como pianista y compositor, es éste un periodo en que Brahms sólo se brinda en piezas de carácter íntimo, piezas para las que "un oyente es ya demasiado", en sus propias palabras. El Intermezzo N° 2 rezuma esta mirada hacia atrás, hacia sí mismo, en una pieza sencilla sin alardes exteriores de técnica pianística. Tal vez le bastó recordar las palabras que escribió a Clara, en carta fechada casi veinte años antes, el 19 de marzo de 1874:
"Deja que mi profundo amor te reconforte, porque te quiero más que a mí mismo, más que a nadie o nada en el mundo".
La versión es del pianista ruso Nikolai Luganski.



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4 comentarios :

  1. Maravilloso, es mi pieza favorita de todos los tiempos, gran interpretación para ser tan joven, gracias Dago, tan sólo con esta creación Brahms habría pasado a la historia.CPía

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    1. Es verdad. Este intermezzo le habría bastado. Gracias por tu comentario, CPia. (El pianista, ruso, muy premiado, hoy tiene cuarenta años, no sé de cuándo es la grabación).

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  2. Atrás de cada nota cadencia o acorde, está el profundo y elocuente amor del autor hacia la mujer a quien Brahms supo abrir su mundo interior y tuvo un importante espacio en su vida.

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    1. Hola, Anónimo: Así es, amigo. Pese al amor nunca concretado, Johannes supo acompañar a Clara una vida entera. Saludos y muchas gracias por el comentario.

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